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Chapter 5 - iCueva Prima!

Norman y el profesor Oak habían entrado en la cueva de Isla Prima. Ambos llevaban un equipo idóneo para la incursión, con Pokémon cuidadosamente seleccionados por el profesor Oak.

—¿Oak, estás seguro de que es en esta isla? —preguntó Norman mientras caminaba con tranquilidad, observando el interior de la cueva.

Oak asintió ante su pregunta.

—Estoy seguro. Unas cámaras de investigación que vigilan la actividad volcánica captaron cómo "aquel" Pokémon ha entrado en esta cueva con frecuencia.

Norman asintió, entusiasmado. Estaban cada vez más cerca de completar uno de sus mayores sueños desde su infancia.

A medida que se adentraban en lo más profundo de la cueva, el terreno rocoso se hacía más evidente y la temperatura iba aumentando. Pokémon como Onix, Slugma y Magcargo aparecían entre las sombras, pero el Blastoise del profesor Oak los espantaba rápidamente sin causarles daño.

Al llegar a una zona donde varios caminos se abrían ante ellos, ambos se detuvieron, indecisos. Mientras deliberaban cuál tomar, un rugido enfurecido resonó por toda la cueva, alertando tanto a Norman como a Oak.

—¿Qué ha sido eso? —Norman agarró una de sus Poké Balls, preparado para sacar a uno de sus Pokémon en caso de peligro.

—Parece ser un Pokémon enfadado —respondió Oak, dirigiendo su mirada hacia una de las desviaciones al noroeste—. El grito proviene de allí. Vamos.

Norman asintió y, sin perder más tiempo, ambos se adentraron por el camino señalado.

Conforme avanzaban, los sonidos de choques y estruendos se volvían más intensos. Al llegar a una gran caverna, se detuvieron, boquiabiertos. El suelo de roca sólida había sido reemplazado por un mar de magma ardiente, dejando solo un estrecho sendero de piedra que conducía al centro de la caverna.

Sus ojos se abrieron de par en par ante el impresionante espectáculo.

Un ave envuelta en llamas sobrevolaba el magma a gran velocidad, intercambiando ataques con un pequeño ratón de color rosa pálido. Los destellos de energía volaban en todas direcciones sin control. De fondo, se escuchaba una risa infantil llena de alegría, proveniente del misterioso Pokémon, mientras que los rugidos furiosos y amenazantes eran emitidos por el ave de fuego.

Norman se dejó caer de rodillas, con la mirada fija en la silueta del ratón flotante.

—Mew… —murmuró con asombro y fascinación.

—Y no solo eso… también está Moltres —añadió Oak, tan emocionado como Norman por presenciar el combate entre el Pokémon legendario y el singular Mew.

De repente, en un intercambio de ataques, un rayo de calor concentrado salió disparado en dirección a Norman y Oak. Ambos, absortos en la escena, no reaccionaron a tiempo para esquivarlo. El impacto sería mortal.

Sin embargo, justo antes de que el ataque llegara a ellos, se detuvo en el aire. En un parpadeo, Mew apareció frente a los humanos, usando su poder psíquico para frenar el ataque. Con un simple movimiento de su cola, destruyó el rayo de calor.

Un profundo silencio reinó en la caverna. Solo se escuchaban el batir de alas de Moltres y las respiraciones alteradas de Norman y Oak.

Algo había cambiado. La risa alegre de Mew había desaparecido, y ahora observaba a Moltres con una mirada seria. El legendario ave frunció el ceño. Mew, conocido por su naturaleza juguetona y despreocupada, estaba molesto. Su "batalla" con Moltres casi había acabado con la vida de dos humanos de corazón bondadoso, y eso lo enfurecía.

Los dos Pokémon se quedaron en silencio, mirándose fijamente, como si se comunicaran telepáticamente. De repente, Moltres se envolvió en llamas y, con un potente impulso, se lanzó contra el techo de la caverna, atravesándolo y saliendo a la superficie en línea recta. La fuerza del impacto dejó un enorme agujero, lo suficientemente grande como para que incluso un Onix pudiera atravesarlo.

Moltres se había marchado tras su breve intercambio con Mew. No era miedo lo que lo impulsaba a retirarse, sino la certeza de que su escondite había sido descubierto por dos humanos. No quería arriesgarse a lo que la raza humana pudiera planear. Además, en el fondo, sabía que no deseaba luchar en serio contra Mew. Un enfrentamiento verdadero entre ellos podría devastar Isla Prima, y posiblemente otro legendario tendría que intervenir.

Mew, tras ver partir a Moltres, se giró para observar a los dos humanos. En sus ojos no vio ni rastro de miedo, lo que le sorprendió.

Norman se levantó de golpe, mirando a Mew con fascinación.

—¡Mew! ¡Te he estado buscando durante tantos años solo para saber por qué me salvaste aquella vez!

La emoción en su voz era incontrolable. Cuando era niño, Norman había estado explorando un bosque cuando una tormenta repentina lo sorprendió. La intensa lluvia provocó la crecida de los ríos, generando corrientes desbordadas que arrastraban árboles, tierra y rocas. Intentó correr, pero una gigantesca ola de agua y escombros estuvo a punto de engullirlo.

Entonces, su cuerpo comenzó a flotar. Algo lo había levantado y llevado a un lugar seguro. Cuando fue depositado en el suelo, vio una figura flotando frente a él: Mew. El Pokémon lo miró con una sonrisa… y luego desapareció, dejándolo completamente confundido.

Mew observó a Norman con atención. Aunque el cuerpo humano cambiara con el tiempo, el iris de los ojos era único e irrepetible, tanto en Pokémon como en humanos. Y Mew recordó aquellos ojos. Era el mismo niño al que había salvado años atrás.

Entonces, empezó a reír con ganas, sujetándose la barriga con sus pequeñas patas. Norman y Oak intercambiaron miradas de confusión. Cuando la risa cesó, Mew levantó una de sus patas y la agitó de un lado a otro, como si se despidiera.

—¡Espera! ¡Mew, por favor, quédate! ¡Quiero saber por qué me salvaste! —gritó Norman, extendiendo la mano en un intento desesperado por alcanzarlo. Pero Mew se desvaneció en el aire, saliendo por el mismo hueco que había dejado Moltres.

—¡Maldita sea! —exclamó Norman, cayendo nuevamente de rodillas—. Por fin lo tenía frente a mis ojos… y no he podido hacer nada…

—Eso no es cierto —declaró Oak con firmeza, colocando una mano reconfortante en el hombro de su amigo—. Lograste un avance enorme. Fuiste reconocido por él y lograste encontrarlo por segunda vez. Eso significa que no es imposible hallarlo una tercera.

Norman respiró hondo y se puso de pie lentamente. Asintió, con una nueva determinación en su mirada. Volvería a encontrar a Mew.

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