El polvo de la flor marchita se disipó en el aire, llevándose consigo el último rastro de aquel instante.
Aleph no dijo nada más. Solo dejó caer la mano con lentitud. La luz dorado-verdosa que lo había envuelto momentos atrás desapareció tan rápido como había llegado.
"Fue... ¿Eso fue real?" Murmuró Gongshu, sus ojos aún abiertos de par en par mientras daba un paso hacia él.
Aleph no respondió. Se limitó a mirar al frente, sin emoción visible, como si lo que acababa de hacer no tuviera importancia alguna.
"Interesante." Pensó Welt, cruzándose de brazos. "La reacción energética fue casi idéntica a la registrada por el Árbol de Ambrosía... ¿Que ha causado estos cambios en ti, Aleph?"
Gongshu asintió con la cabeza, todavía impactado.
"Hay algo en ti que no entiendo, chico... pero lo importante ahora es que podemos avanzar. Y creo que después de esto, nos has ahorrado unas cuantas molestias." Gongshu intentó reír, pero el sonido se perdió en la tensión del aire.
Activó la Pantalla Cambiante.
Un suave zumbido llenó el pasillo mientras el dispositivo se iluminaba, girando lentamente sobre sí mismo.
En segundos, el grupo fue transmutado en energía y transportado al otro lado.
...…
Reaparecieron sobre una plataforma suspendida en un enorme contenedor abierto por arriba. Desde allí, ascendieron por una escalera de metal que sonaba con cada paso.
Gongshu se adelantó con entusiasmo.
"¡Ya casi estamos! ¡El objeto más preciado de la Comisión de Artesanía, el—!"
Se detuvo en seco.
El grupo, al subir por completo, lo comprendió al instante.
El Horno de la Creación estaba frente a ellos… o lo que quedaba de él. La majestuosa estructura, adornada con grabados antiguos y rodeada de complejas tuberías de jade, estaba completamente cubierta por raíces negras y retorcidas con brillos dorados y un resplandor etéreo. En el centro, sobresaliendo de una cavidad abierta en la parte inferior del horno, se encontraba un capullo gigantesco, pulsante, con una textura húmeda.
"Eso..." dijo Tingyun, dando un paso atrás. "No es bueno."
"Esto...no parece nada bueno." Murmuró Welt. "Prepárense."
El capullo se abrió con un sonido viscoso.
Un rugido rasgó el aire. El Ciervo Azabache de la Abundancia emergió con violencia, sus ojos dorados brillaban con un deseo furioso por destruir a los intrusos. Su cuerpo era una amalgama grotesca de lo que parecía madera y carne ennegrecida, con una cornamenta en forma de raíces doradas con puntas de un negro fuerte azabache tan filosas como dagas. Su aliento olía a tierra húmeda y descomposición.
"¿Qué demonios...?" Exclamó 7 de Marzo, su cámara casi se le cayó de las manos cuando lo observó y sus miradas se cruzaron.
La criatura cargó contra ellos.
...…
El grupo se lanzó al combate.
Aleph avanzó sin esperar órdenes, con el uso de un Bufudyne creo un bate y un barrido rápido potenciado con un San cortante los primeros esbirros invocados por el ciervo fue lanzados como si fueran mera basura.
Welt cubrío el flanco izquierdo con precisión mientras la fuerza gravitacional aplastabla todo.
7 de Marzo congeló los que pudo y Stelle se encargó de destrozarlos con un golpe devastador.
Pero...
El problema se hizo evidente muy pronto.
"¡No se detiene!" Gritó Stelle.
Cada vez que una herida abría su carne, el ciervo se regeneraba al instante. Tajos profundos se cerraban como si jamás hubieran existido. Las explosiones heladas lo hacían retroceder, pero la corteza de su cuerpo se reacomodaba. Era inútil. Cualquier daño que lograban hacerle era revertido en segundos, mientras la criatura invocaba más y más esbirros. Un enjambre interminable.
Aleph dio un paso atrás, jadeando. No por cansancio físico sino por algo más denso, más interno. Su pecho se sentía… saturado.
[Vi: 80 - 85]
"Esto tiene que ser una maldita broma..." Murmuró mientras mientras apretaba su agarré.
"¿Que ocurre, Burroughs?"
[Maestro ¿Sabe por qué no es recomendable subir demasiadas estadísticas de una sola vez? Es por el ajuste corporal, su organismo necesita acostumbrarse al cambio brusco que se produjo con su último aumentó loco. Por favor trate de ser más cuidadoso con esto en el futuro, lo único bueno de esto es que usted opta por equilibrar sus estadísticas, de otra forma el cambio hubiera producido un golpe más... serio.]
"Esto no va a funcionar." Dijo Welt con severidad, eliminando a tres enemigos de una sola vez. "Hay que retirarse."
"¡¿Qué?! ¡Pero apenas empezamos—!" Gritó 7 de Marzo.
"Hazle caso a Welt, Marzo." Comentó Aleph mientras la levantaba.
"¡O-Oi! ¡¿A donde crees que estas poniendo tus manos idiota?!" 7 de Marzo chillo mientras la llevaban como una princesa.
Stelle emitió un gruñido mientras los seguía.
"¿Hay algo que siquiera valga la pena tocar?" Comentó el chico de forma desinteresada.
"... Si no fuera por que me llevas en tus brazos ya estaría golpeandote en la cara, Idota-leph."
El grupo comenzó a retroceder, forzados a huir por la brutal regeneración del enemigo.
...…
Una vez a una distancia segura, Gongshu se apoyó contra la pared, jadeando.
"Eso... eso fue ridículo. ¡Nunca he visto algo que se recupere así!"
"Es improbable que esa regeneración venga de él mismo." Welt se acercó, frunciendo el ceño. "Debe estar recibiendo energía de alguna parte."
Aleph levantó la vista mientras acariciaba su mejilla con la marca de una bofetada.
"Hmph." 7 de Marzo se cruzó de brazos negándose a mirarlo.
"Raíces." Dijo, en voz baja. "Si se alimenta del horno, puede haber más raíces canalizando energía desde fuera, solo hay que seguirlas para encontrar la fuente."
Gongshu parpadeó, y entonces asintió con rapidez.
"Sí... sí. ¡Por supuesto! Hay dos lugares donde el sistema de energía converge con el núcleo del horno. ¡Si algo está canalizando energía, debe ser desde ahí!"
El Maestro se preparó para activar la Pantalla, ya con una nueva dirección en mente.
"¡Vamos! ¡No hay tiempo que perder!"
Aleph se quedó mirando brevemente el lugar, el ciervo seguía allí parado frente al Horno, su expresión era ilegible. Solo cuando Stelle le tocó el brazo suavemente, se volvió a mover.
**********
La Pantalla Cambiante parpadeó antes de emitir una luz verde envolvente.
La sensación de desmaterialización fue breve, un cosquilleo en los huesos y la piel… luego nada. En cuestión de segundos, el grupo se materializó en una sala auxiliar.
Estaban en uno de los canales de mantenimiento conectados al sistema energético del Horno de la Creación.
El lugar apestaba a humedad, óxido y una dulzura podrida que helaba la sangre. Las raíces del Árbol de Ambrosía crecían a lo largo de las paredes como venas negras pulsantes, y en el centro, como lo sospechaban, una red de tallos oscuros envolvía una de las terminales de energía.
"Confirmado." Murmuró Welt, con tono grave. "Está drenando el núcleo. Toda esa regeneración viene de aquí."
7 de Marzo levantó su arco.
"¿Y entonces qué? ¿Los arrancamos, los congelamos o soltamos a Stelle sobre ellas?"
"No." Respondió Aleph, adelantándose. "Si los arrancamos como simples plantas, crecerán de nuevo. Hay que matar la raíz."
Sin mediar más palabra, alzó la mano. Zan se manifestó como una hoja de viento que desgarró la red más gruesa. Luego, con un gesto suave, invocó Mazan, barriendo la estructura.
Las raíces chillaron. Sí, chillaron, como si estuvieran vivas y conscientes.
La sala entera tembló un segundo, pero después todo quedó en silencio. Caminó unos cuantos pasos más, su mirada se llenó de disgusto mientras las veía comenzar a regenerarse. Pronto puso sus manos sobre las raíces, las plantas se ennegrecieron, y comenzaron a marchitarse a medida que la vida se le robaba.
Stelle frunció el ceño, una vez más aquella vista de ese destello dorado verdoso, no importa las veces que lo viera seguía trayendole una sensación... rara.
"Aleph ¿Desde cuando puedes manejar el Viento?"
Aleph no respondió. Solo miró la terminal y el polvo desvanecerse, sin decir nada, sin moverse más de lo necesario. Casi parecía indiferente. Pero Welt lo observaba de reojo.
Había algo extraño en esa quietud. Tendría que buscar una oportunidad para hablar con él a solas y preguntarle que ocurrió durante el interrogatorio con Kafka.
Si no fuera por la situación actual... tal vez ya estarían hablando en este mismo instante.
...
Con el primer punto desconectado, Gongshu los transportó hacia el segundo.
Este lugar era aún peor.
Un pasillo estrecho, cuyas paredes parecían haber sido abiertas a la fuerza por las raíces.
Allí también encontraron enemigos, Soldados Poseídos por Mara, sus cuerpos deformes y sus rostros prácticamente irreconocibles por las raíces mezcladas con retazos de armaduras.
"¡Otra vez estos tipos!" Gritó 7 de Marzo con una ceja temblorosa. "¡Vamos!"
El combate fue veloz.
Aleph chasqueo los dedos, y unas lanzas de hielo se abrieron paso desde el suelo mantienendo a los Poseídos en el aire. Stelle se adelantó y los destruyó rápidamente.
Aún quedaban más, Aleph no habló.
No celebró.
Solo atacó en silencio, con precisión y pasos casi automáticos.
"¿Desde cuándo pelea así...?" Pensó Stelle, golpeando con fuerza a uno de los últimos enemigos.
Finalmente, con los esbirros eliminados, llegaron a la otra red de raíces.
Esta vez, Aleph no esperó ninguna señal.
Levantó la mano con los dedos tensos, y el Viento de Garu danzó en espiral hasta vaciarlas de su energía vital antes de volver a reunirse en su mano como una esfera.
El gemido de dolor de las plantas volvió a escucharse. Esta vez, más mucho fuerte.
"Eso es." Welt bajó su bastón. "Ahora tenemos oportunidad."
A pesar de sus palabras, la atención de Welt se mantuvo en Aleph.
Su comportamiento y expresión comenzaban a parecerse bastante a los de un... "viejo conocido" suyo hasta un punto bastante preocupante.
"Volvamos al Horno." Gongshu ya tenía la Pantalla lista.
...
Al reaparecer en el sector del Horno de la Creación, el ambiente había cambiado.
Las raíces del horno estaban menos vibrantes que antes, retorciéndose como si estuvieran aferrándose a un vida que se les escapaba. Los restos del capullo del que había salido el Ciervo comenzaron a marchitarse.
En su posición, el ciervo negro de Abundancia los esperaba en la plataforma superior, la piel resquebrajada, su aliento más pesado. Parecía mucho más vulnerable.
"Ahora es el momento." Dijo Welt.
"¡Hora de la revancha!" gritó 7 de Marzo.
Aleph cerró los ojos, tomó aire… y esta vez, al abrirlos.
"Vamos a cazar a este bastardo."
Una mirada similar a la de un cazador viendo a su presa, apareció en su rostro.
[Nueva misión]
********
El cambio era palpable.
El capullo abierto, antes palpitante, ahora brillaba con un tono apagado, como una lámpara al borde de apagarse. Las raíces que lo rodeaban estaban un poco secas, cuarteadas como madera vieja.
El aire ya no vibraba con esa amenaza invisible… pero seguía habiendo algo allí.
Un sonido grave cortó el silencio. Un rugido.
El ciervo negro de Abundancia emergió del centro del capullo abierto con violencia. Su cuerpo parecía bastante inestable, la carne en su cuerpo pulseaba mientras su cornamenta dorada centelleaba, sus pasos eran un poco menos firmes que antes.
Parecía bastante furioso... Por alguna razón Aleph sintió un deseo de burlarse de él, pero lo contuvo con facilidad.
"¡RoooooAAARGH!"
El ciervo embistió con furia, su mirada clavada únicamente en Aleph.
Welt lo notó.
"¿Está… persiguiéndolo a él?" Dijo en voz alta.
"Claro que sí." Respondió Tingyun. "Los de Abundancia pueden oler la energía vital más intensa… y Aleph esta exudando una que prácticamente empequeñece la nuestra."
"...¿Quieres decir que ve a Aleph como si fuera fertilizante de alta calidad?" Preguntó 7 de Marzo un poco sacudida y escandalizada por la idea.
Los ojos de Stelle se entrecerraron mientras veía al ciervo con una mirada más intensa.
Aleph apenas reaccionó, simplemente alzó los puños.
"Déjalo venir. ¿Una cosa fea que vive de tiempo prestado cree que puede tirarme así como así?"
El primer choque fue brutal.
El suelo retumbó cuando el ciervo atacó a Aleph, quien apenas logró esquivar por un pelo.
Pero antes de que pudiera contraatacar, esbirros florales comenzaron a brotar del suelo. Criaturas retorcidas, a medio camino entre enredaderas y bestias de hueso.
"¡Otra vez no!" Exclamó 7 de Marzo, mientras comenzaba a disparar flechaz heladas con rapidez.
Pero no hizo falta, pronto se hicieron cenizas.
Fue Stelle quien se adelantó.
Sus pasos fueron firmes. La Lanza de la Conservación apareció en su mano, envuelta en llamas. Su mirada estaba concentrada y algo molesta.
Con un giro de su lanza, el fuego se extendió. Los esbirros ardieron mientras soltaban unos chillidos horribles.
Uno por uno, comenzaron a caer. Sin ellos, el ciervo dejó de regenerarse con tanta eficacia.
Welt se movió en paralelo, alzando su bastón.
"No escapará." Su voz resonó con poder mientras creaba un una esfera negra con tonos rojizos, enterrando al ciervo en el suelo con un ruido sordo. "Neutralizado."
El ciervo chilló. Golpeó sus pezuñas contra el suelo, intentando levantarse, pero era inútil.
Aleph respiró hondo.
El aire se enrareció alrededor de él. Su cuerpo brilló con un aura dorada tenue, un eco de la energía que había absorbido del árbol. Se impulsó hacia adelante con fuerza brutal. Cada uno de sus pasos dejó un cráter. Cada movimiento suyo parecía desgarrar el aire.
"Hora de devolver el favor." Gritó, y saltó sobre el ciervo.
Welt desactivó su campo gravitacional.
Con un puñetazo, lo derribó.
Con otro, lo dejó tambaleándose.
Se aferró a su cuerpo con ambas manos, presionando sus palmas sobre el pecho de la bestia. Su expresión seguía siendo medianamente inexpresiva, pero había algo más, un dejo de satisfacción como un cazador con su presa indefensa ante sus pies.
Era el goce de una caza bien lograda.
"Descansa en paz, bastardo tenaz."
La energía vital del ciervo comenzó a fluir hacia Aleph, succionada sin piedad. El animal chilló, intentó resistirse, pero ya era tarde. Su cuerpo se deshacía mientras el chico le arrancaba aquello que le quedaba.
El ciervo estalló en una lluvia de polvo dorado.
Las motas cayeron lentamente. Tocaron el suelo y se desvanecieron como luciérnagas muertas.
El Horno de la Creación quedó libre. Las raíces que lo rodeaban ya no se movían. Estaban secas, inertes.
Por un momento, hubo solo silencio.
Gongshu dejó caer sus herramientas y se arrodilló con fuerza, como si acabara de presenciar un milagro.
"¡Por fin… por fin!" Sollozó, abrazando el horno como si fuera un antiguo ídolo adorado. "¡Mi preciado Horno! Mi niño hermoso, ¡te han devuelto a mí!"
7 de Marzo murmuró.
"¿Esto es normal?"
"No, pero no lo detengas." Dijo Welt, cruzando los brazos, hasta cierto punto podía entender al hombre y por otro lado tenía conocidos que eran incluso peores que Gongshu en su amor por sus artefactos y herramientas.
Tingyun se tapó la boca para no reír.
Y Aleph simplemente observó en silencio.
Solo miró su mano, donde aún quedaban algunas motas doradas que no se disiparon. Se deshicieron entre sus dedos, con un susurro apenas audible.
"Florece, eh…"
[Vi: 85 - 100]
********
El grupo se tomó un momento Ara descansar frente al ahora purificado Horno de la Creación.
La luz tenue que desprendía el horno parecía calmar incluso las pulsaciones de quienes lo rodeaban.
Welt alzó la vista, como si contemplara algo por unos instantes.
"El General Jing Yuan dijo que el Árbol de la Ambrosía era una bendición celestial insondable... A primera vista, aquel ciervo podía parecer un ser vivo ordinario" Comentó, pero parecía ser más una reflexión para si mismo que otra cosa. "Pero su capacidad para sanar heridas tan graves en un instante... Creo que finalmente entiendo por qué Xianzhou decidió seguir a la Cacería para erradicar a la Abundancia."
Sus ojos se enfocaron en Aleph, quien parecía inquieto mientras comía un sándwich.
"...Si permitiéramos que criaturas inmortales extendieran sus ramas y raíces por todo el universo, ecosistemas enteros colapsarían... No es de extrañar que la gente de Xianzhou ande deambulando por el universo, sin asentarse nunca en un planeta."
7 de Marzo frunció el ceño.
"¿A qué te refieres?"
"El ciervo no era un monstruo por su poder," Explicó Welt con voz grave. "Lo era por lo que representaba. Un ser que no sabe morir, que se niega a dejar de existir… puede seguir creciendo, desbordarse, consumir todo a su alrededor sin saber cuándo parar. El universo sería mucho más aterrador si esa filosofía se convirtiera en norma."
"Es usted un visionario, Sr. Yang. Es una pena que nuestros ancestros, los Buscadores de Elixires, no consiguieran ver esa maldición oculta hace ocho mil años..."
Gongshu, de pie junto al horno, asintió con fuerza. Sus ojos estaban empañados por una emoción extraña, una mezcla de pesar y curiosidad.
"Quien sabe, quizás algunos de ellos rechazaron el aparente regalo de la Hacedora de Plagas. Pero ¿cómo podría una civilización entera resistir la tentación de la inmortalidad?" Comentó, con un dejo de solemnidad. "Sus cuerpos cambian, se retuercen, se regeneran… pero sus mentes se rompen. Se alejan tanto del fin que terminan perdiendo el principio. Muchos fueron sabios, alguna vez. Eruditos. Curanderos. Algunos incluso fueron héroes... pero ya no. Ya no queda nada de ellos."
Gongshu apoyó una mano en el horno con cariño.
"Los sabios eligen una vida corta y rebosante de significado. Los necios… buscan la eternidad vacía. Es bastante curioso ¿Verdad?" Fruncio el ceño mientras sacudía el polvo de su ropa. "En Xianzhou lamentan haberse descarriado seducidos por la Abundancia... Es por eso que decidieron embarcarse en la Vía de la Cacería. Tal vez no sea demasiado tarde para lograr la redención."
...…
Mientras los demás conversaban, Aleph se había apartado unos pasos. La luz del horno aún parpadeaba detrás de él, reflejándose débilmente en el metal de su guantelete.
Pronto emitió una vibración.
Un mensaje entrante.
[Tingyun – 6 mensajes nuevos]
Con un suspiro, abrió la conversación, ya se estaba arrepintiendo de haberla dejado acceder.
[Tingyun: "¿Viste los frutos dorados del ciervo?"]
[Tingun: "Los vi una vez en un libro antiguo… decían que otorgaban la vida eterna."]
[Tingyun: "Se marchitaron cuando murió… una pena, ¿verdad?"]
[Tingyun: "¿No te tentaron?"]
[Tingyun: "¿Ni un poquito?"]
[Tingyun: "Aleph… estás ahí, ¿cierto?"]
[Tingyun: "Aleph."]
[Tingyun: "Aleph."]
Aleph no respondió.
Salió de la app de mensajería y lentamente bajo su brazo, sin molestarse en contestar.
Miró su mano. La misma con la que había tocado las raíces, la que había absorbido la vida de la criatura. Aún podía sentir el leve cosquilleo, como si la energía estuviera apenas bajo su piel.
Una flor dorada había nacido allí, solo para morir segundos después.
Su puño se cerró.
Y en su mente, un pensamiento flotó.
"¿Quién decide qué florece… y qué debe marchitarse?"
[Esencia consumida: ??? Estrellas (Makoto Yuki)]
[Bendición de Thanatos]
...…
No pasó mucho tiempo hasta que el grupo volvió a moverse. Avanzaron hacia el sector que conectaba con la Comisión de Alquimia, pero fueron recibidos por dos autómatas con chispas saliendo de ellos, ambos cuerpos estaban cubiertos de ramas negras y placas deformadas.
"¡Cuidado!" Gritó 7 de Marzo.
Los enemigos se lanzaron al ataque, pero esta vez Aleph no se movió de inmediato.
Solo los observó.
Su expresión no era furiosa, ni siquiera molesta.
Era simpre indiferencia.
Como si el simple hecho de tener que pelear otra vez, y contra este tipo de oponente, lo aburriera más allá de las palabras.
"...Ya basta." Susurró.
¿Donde estaba la emoción de la Cacería?
Levantó su mano, canalizando el frío puro del invierno.
"Bufudyne."
Una lanza de hielo atravesó al primer autómata, dejándolo inmóvil mientras rápidamente era tragado por el hielo.
Con un giro lento, Aleph alzó su bate—recubierto ahora de electricidad chispeante—y lo estrelló contra el enemigo congelado.
La explosión destrozó al autómata en mil pedazos. El segundo corrió hacia él, pero para entonces Welt y 7 de Marzo ya habían recuperado la iniciativa y lo derribaron rápidamente.
...…
Frente a la entrada de la Comisión de Alquimia, el grupo se detuvo.
Gongshu no avanzó con ellos.
"Aquí los dejo." Dijo, su tono ahora más grave que antes. Se quitó los guantes y los guardó en su túnica. "Han hecho más de lo que esperaba… más de lo que muchos en esta comisión lograrían en toda su vida."
Su mirada recorrió a cada uno, deteniéndose un poco más en Welt Yang, asintiendo en su dirección.
"Tengan cuidado, queridos amigos… ya no están luchando solo contra el desastre, sino contra los deseos más profundos de aquellos que han olvidado cómo morir."
Se giró lentamente, pero antes de marcharse…
…volvió a mirar a Aleph.
El joven avanzaba al frente, sin decir una palabra. A su lado, Stelle aún sostenía un trozo de su abrigo, sin atreverse a soltarlo.
Y entonces, casi como un pensamiento fugaz, Gongshu murmuró.
"...¿Es acaso él?"
¿Un Morador de la Abundancia?
*********
Poco después de separarse de Gongshu los teléfonos del grupo comenzaron a sonar.
Stelle lo miró con el ceño fruncido. La pantalla parpadeó con una notificación, y al abrirla, su expresión cambió.
"¿Dan Heng?" Murmuró, atrayendo la atención de todos. Incluso Aleph levantó la cabeza.
El grupo se reunió alrededor mientras leía los mensajes.
[Dan Heng: "Descendí del Expreso. ¿Dónde están? ¿Están bien?"]
[Stelle]: "¿Qué? ¿Ocurrió algo en el Expreso? ¿Por que descendiste?"]
[Dan Heng: "El Expreso esta bien, baje por mi cuenta. En cuanto a por qué, bueno, es una larga historia, en cuanto a mi actualmente me encuentro con una Caballera en el Vado de las Nubes.]
7 de Marzo soltó un chillido mientras leía el mensaje, rápidamente sacó su teléfono y con una velocidad inhumana comenzó a escribir.
[7 de Marzo: " No... No, no puede ser ¡Finalmente llegó la primavera para Dan Heng!"]
[Dan Heng: "... No entiendo a lo que te refieres, y no creo que quiera saber tampoco. En fin, ¿Que ha ocurrido?"]
[Stelle: "Estamos en la Comisión de Alquimia. Por cierto, capturamos a Kafka… aunque después escapó"]
[Dan Heng: ¿Kafka? ¿Que hay de su compañero? ¿Estaba él presente?"]
[7 de Marzo: "No, no lo estaba."]
[Dan Heng: "Ya veo, deberían cuidarse y tener..."]
[7 de Marzo: "Aunque más tarde apareció para llevarse a Kafka. Aparentemente Aleph peleó con él."]
[Dan Heng: "… ¿Están bien? ¿Aleph está…?"]
[7 de Marzo: "Vivo. Un poco más imbécil de lo normal. Pero se bien"]
[Dan Heng: "No se alejen mucho, perderé a los Caballeros Nimbus. Apenas pueda, robaré un Astroesquife e iré para allá."]
[Dan Heng: "... Y dile a Aleph que se prepare."]
7 de Marzo tragó saliva y giró su rostro hacia Aleph, quien parecía un tanto indiferente.
Ella negó con la cabeza, pobre. No sabe aún como son los regaños de parte de Dan Heng.
*******
El grupo descendió por las escaleras de la Comisión. Cada paso retumbaba con un eco extraño.
No había ruidos más allá del viento, y las sacudidas del agua en los muelles.
Cuerpos esparcidos decoraban los pisos.
Caballeros Nimbus, poseídos por Mara, y criaturas que 7 de Marzo describió como "lobos blancos metálicos con piernas de retrete de alta gama" y armaduras negras con brillos verdes.
Aleph por su parte, aunque no lo dijo, pensó que los lobos parecían hacer cosplay de Dan Heng.
Welt se agachó junto a uno de los cuerpos, al examinarlo pudo ver que tenía ciertos espasmos.
"Parece que llegamos tarde. Fu Xuan debió estar aquí mucho antes que nosotros."
"Mientras nosotros nos ocupábamos de los problemas en la Comisión de Artesanía, parece que la Gran Adivina se encontró con unos propios…" Murmuró Tingyun, sacudiéndose el polvo de su cuerpo.
Stelle se acercó a un cuerpo que se retorcía levemente.
Sus ojos, apenas visibles a través de la visera medio destruida se veían casi apagados, la observaron con desesperación. Raíces y flores doradas salían de su boca.
"¿Todavía… están vivos?" Susurró 7 de Marzo, con escalofríos en la espalda.
"No." Respondió Welt. "Eso no es estar vivo."
********
Continuaron bajando por las escaleras.
Más adelante, oyeron voces.
Una voz femenina, suave, melodiosa...
"Tranquilo… ya no sentirás dolor. No más frío. No más debilidad. Estás regresando a tu forma ideal. Pronto… te sentirás mejor que nunca."
Un Caballero herido yacía en el suelo. Una mujer raposiana, elegante y hermosa, vestida con un refinado atuendo verde, le acariciaba la frente con delicadeza.
El grupo se aproximó.
Al verlos, el Caballero abrió los ojos con horror.
"¡Huyan! ¡Es una Discípula de Sanctus!"
La mujer suspiró, cansada.
"Qué indiscreto… Justo cuando estaba en la mejor parte."
El cuerpo del Caballero comenzó a convulsionar. Las raíces doradas emergieron de su pecho. Su grito fue agudo, pero profundamente doloroso.
"¡Matenme! ¡Matenme antes de que… antes de que pierda el control!"
Pero era tarde.
En cuestión de segundos, fue un Poseído más. Su rostro no era visible a través del casco.
Pero por la forma en que las raíces brotaban de él... definitivamente no era una imagen bonita.
"Qué decepcionante." Murmuró la Discípula con voz melancólica. "Los recuerdos se marchitan tan rápido… La mente de un mortal es tan frágil. Un simple soldado más en lugar de otro discípulo."
Se volvió hacia ellos.
"Oh más materiales. O quizás… ¿voluntarios?" Sonrió de forma encantadora. "¿De verdad esta es la ayuda que Jing Yuan y Fu Xuan han podido reunir? ¿Simples mortales y una mascota raposiana? La degeneración de Xianzhou es más profunda de lo que imaginé."
De entre las sombras, los lobos de armadura surgieron.
Eran muchos. Demasiados.
"Vamos a por ellos." dijo Stelle con bate ya en mano.
"¿Alguna vez se callan? No a todo el mundo le gusta escuchar sus estúpidos monólogos genéricos." Preguntó Aleph con voz apagada, mientras hacía crujir su propio cuello antes de hacer un bate de hielo. "Mazan."
Una ráfaga de viento afilado voló hacia los lobos, varios fueron partidos en dos mientras que otros lograron esquivar a costa de sus miembros.
...
Mientras los enfrentaban, la Discípula caminaba entre ellos, sin intervenir directamente.
"Díganme… ¿por qué vinieron aquí? No me digan que es por justicia o altruismo…" Soltó una risita, su vista estaba sobre Aleph. "Todos los viajeros que vienen a Xianzhou buscan lo mismo. La eternidad. Ser redimidos por el Árbol de Ambrosia, el regalo de la Abundancia."
7 de Marzo disparó una flecha helada que atravesó dos bestias.
"No buscamos nada tuyo." Gruñó.
"Oh, pero deberían."
La voz de la Discípula se volvió más seductora.
"Yo puedo darles una vida sin dolor, sin miedo, sin fin. ¿No es eso lo que sueñan los seres de corta duración?"
Welt apretó el bastón.
Stelle no respondió, pero fruncio el ceño con disgusto.
Y Aleph…
Aleph simplemente la observó en silencio.
Pero su expresión había cambiado. Ya no era indiferente.
Ira fría.
"…Apenas nos acabamos de conocer y con solo escucharte hablar me revuelves el estómago." Sus palabras salieron con tono bajo pero cargado de disgusto y desdén.
La Discípula giró hacia él, interesada.
"¿Y tú? Mmm… qué extraño eres. Te pareces tanto a ellos, y sin embargo… eres diferente. Tal vez tú podrías—"
"No. Cierra la maldita boca."
Con un Zio, la electricidad comenzó a acumularse en su bate.
La Discípula soltó una carcajada ligera.
"Oh… ¿Van a mostrarme sus verdaderas formas, entonces? Perfecto."
Puso una mano sobre su pecho.
Y entonces… algo comenzó a cambiar.
Una energía densa la cubrió, verde y dorado, comenzó a emanar de su cuerpo.
Su vestido ondeaba, aunque no había viento.
Pronto un brillo la cubrió y unas flores doradas emanaron de su cuerpo.
Una vez disipado su figura había cambiado por completo.
Con una figura igual de hermosa dotada de un encantó no humano, su cuerpo ahora estaba cubierto por una armadura de metal y cortesa acentuada a su cuerpo. Una máscara blanca de ópera cubría su rostro, la expresión en ella era de júbilo.
Dos largas cuchillas se extendían desde sus antebrazos.
"Tch." Aleph chasqueo la lengua antes de arrojarse hacía ella.