Cherreads

Chapter 4 - Capitulo 4

El pasillo de metal crujía suavemente bajo las botas de Frisk mientras se adentraba en el laboratorio. La atmósfera, bañada en un amarillo artificial, contrastaba con el calor sofocante de Hotland que había dejado atrás. A pesar del zumbido constante de ventiladores y luces fluorescentes, el silencio pesaba. Se sintió observado.

Frisk avanzó con cautela. Cada paso que daba era una declaración silenciosa de su intención de continuar, de no ceder. Las puertas automáticas se deslizaron con un ssshk sordo, revelando una estancia central repleta de monitores, pantallas parpadeantes y cables esparcidos por el suelo como raíces de un árbol moribundo. Y en medio del caos tecnológico, una figura encorvada.

La doctora Alphys.

Una lagarto antropomórfico de bata blanca, gafas gruesas y nervios a flor de piel. Frisk no había hecho ni un sonido, pero la científica ya estaba temblando visiblemente.

— ¡AHHH! —gritó Alphys al darse cuenta de la vuelta y descubrirla. Los papeles que sostenía cayeron al suelo como copos desordenados.

Frisk no dijo nada. La reacción no era nueva. Todos en el subsuelo parecían temerla al principio, como si su sola presencia fuera una anomalía, un error en el sistema.

— TT-Tú eres… ¡el humano! —balbuceó Alphys, recogiendo los documentos a toda prisa, sin dejar de mirarla por encima del marco de sus gafas. — Eh… Yo… eh… he estado… monitoreándote, jeje… Desde que entraste en el subsuelo. N-no en un modo… eh… espeluznante, ¡solo por protocolo de seguridad!

Frisk inclinó ligeramente la cabeza. Monitoreándola… eso explicaba la sensación de ser observada en Hotland. El laboratorio era más que un refugio científico. Era una estación de control. Vigilancia, investigación, pruebas.

—Y-yo soy Alphys. Soy la científica real de Asgore. Bueno, técnica… ¡real! ¡Y oficial! —dijo, su voz creciendo en agudeza por los nervios. — Y… y he estado trabajando en algo muy importante. Muy, muy importante.

Frisk alzó una ceja, en parte interesada, en parte impaciente. Su camino aún no había terminado. Cada parada era solo una pausa entre desafíos.

— E-esto es vergonzoso, pero… siempre soñé con conocer a un humano. Y… ahora que estás aquí… —Alphys empezó a rascarse la nuca—. Bueno, me gustaría ayudarte en tu misión. No tienes que seguir sola.

Frisk entrecerró los ojos. Había aprendido que aceptar ayuda no era siempre una debilidad, pero tampoco era una garantía de éxito.

— T-tengo algo para ti —dijo Alphys, girándose hacia una mesa metálica. — Este es… ¡un teléfono modificado!

La doctora le tendió un dispositivo brillante, similar a un teléfono inteligente, pero con una interfaz antigua, casi caricaturesca. Frisk lo tomó, examinándolo con cautela.

— P-puedes usarlo para recibir mensajes, tomar fotos… ¡y tiene acceso a mi red! Así puedo… enviarte consejos… y darte actualizaciones… si eso está bien… claro… digo… si tú quieres.

La joven se acerca brevemente. No era la primera vez que alguien le ofrecía algo inesperadamente útil. Y en este mundo donde cada encuentro podía torcer el destino, tener información al instante no era algo que despreciar.

— También instalé… una aplicación para mapas… y… un… ehehe… simulador de citas.

Frisk levantó la vista, incrédula. Alphys se puso roja hasta las orejas.

— ¡E-es para… estudios sociales! ¡Para… eh… ciencia!

El teléfono emitió un pitido agudo. Una notificación: "Nuevo mensaje de Alphys".

"Hola jeje soy yo... Alphys. Solo probando si esto funciona... ok adiós."

Frisk sospechó. Esto iba a ser interesante.

Alphys caminó nerviosamente hasta una consola.

— Bien, ya que estás aquí… hay algo que necesito decirte. Verás, Hotland… no es solo una región volcánica. Está llena de… de cosas que dejé sin terminar.

Frisk la vigila con seriedad.

— C-creé… cosas. Cosas que no deberían existir. Pero que... existieron. Y ahora… se mueven por ahí. Se... comportan raro. No tengo control sobre ellas. Pero tú… tú puedes enfrentarlas. Sobrevivirlas.

La pantalla más grande detrás de Alphys parpadeó, y en ella apareció una silueta vagamente robótica.

Frisk reconoció el rostro de inmediato.

— ¡Y este es Mettatón! Bueno... su versión mejorada. ¡Mettatón EX! —dijo Alphys, claramente más emocionada que antes. — Eh… aparecerá pronto. Pero… no te preocupes. ¡Yo te ayudaré!

Frisk tragó saliva. Acababa de dejar atrás la amenaza del primer Mettaton… ¿y ahora se avecinaba una versión más poderosa?

El teléfono vibró.

"Prepárate para un espectáculo".

Alphys palideció.

— Oh no… E-está en camino…

Frisk giró hacia la salida del laboratorio. A lo lejos, se escuchaban los primeros acordes de una melodía artificial, teatral y peligrosa.

Se avecinaba algo más que una simple batalla.

Y Frisk sabía que debía seguir adelante.

El pasillo que salía del laboratorio estaba iluminado por reflectores que parpadeaban al ritmo de una música electrónica que no parecía tener origen visible. Frisk presionó el paso, con el nuevo teléfono modificado vibrando intermitentemente en su bolsillo. El mensaje más reciente de Alphys solo decía:

"¡Está a punto de empezar!"

Frisk lo intuía. Cada vez que aparecía Mettaton, las reglas del juego cambiaban. No era como los otros enemigos. No luchaba por convicción o por miedo. Lo hacía por espectáculo. Por audiencia. Por gloria.

Unas enormes cortinas doradas descendieron de la nada justo frente a ella, bloqueando el camino. El sonido de un foco encendiéndose se estalló en sus oídos, seguido por un destello cegado.

— ¡Señoras y señores! ¡Monstruos de todo el subsuelo! ¡Y tú, querido público humano! —rugió una voz grave, artificial, y exageradamente carismática—. ¡Bienvenidos al show más fabuloso que jamás se haya transmitido en vivo desde Hotland!

Frisk retrocedió un paso mientras el suelo vibraba, y una plataforma metálica se levantó justo ante ella.

Sobre ella, Mettaton. Pero no como antes.

Ahora su cuerpo era estilizado, elegante, casi humanoide, con una melena robótica, un torso brillante en forma de corazón, y piernas largas que terminaban en tacones afilados como cuchillas.

— ¡Soy yo, Mettaton EX! —anunció con una reverencia dramática—. ¡Y esta vez, el espectáculo será… letal!

Frisk apenas tuvo tiempo de tomar posición cuando del techo descendieron focos, humo artificial y una pantalla gigante que mostraba su cara en tiempo real. Estaba claro que no era solo una batalla: era un espectáculo coreografiado al milímetro.

Desde el laboratorio, la voz de Alphys chirrió por el teléfono:

— ¡Cacheo! ¡Mettaton ha activado el escenario de combate! ¡Tienes que sobrevivir a su show! Pero no es igual que antes… tiene defensas aumentadas, y ataques sincronizados con el ritmo de la música… si no te mueves con precisión, te alcanzará cada ráfaga.

Frisk desenfundó su espada de Determinación. La hoja brilló en rojo intenso, vibrando ligeramente como si respondiera al pulso de su alma. No atacaría de inmediato. Sabía que Mettaton esperaba eso. Teníamos que observar, analizar y adaptar.

— ¡PRIMER ACTO! —gritó el robot—. ¡La heroína huye bajo los reflectores!

Luces estroboscópicas la cegaron por un instante mientras una lluvia de misiles danzantes caía sobre la plataforma. Frisk rodó hacia la izquierda, deslizándose entre explosiones naranjas y columnas de humo. Uno de los misiles rozó su brazo, desgarrando levemente la tela de su camisa.

[Estado de FRISK actualizado:]

LV: 2

ATK: 4

VEL: 4

DEF: 2

HP: 23/25

EXP: 70/200

La música se intensificó. Mettaton giró en el aire y aterrizó con una pose dramática.

— ¡SEGUNDO ACTO! ¡La audiencia quiere acción! ¿No vas a darles un poco de sangre, querida?

Frisk respiró hondo. No iba a dejarse arrastrar por su juego. Saltó hacia una plataforma superior mientras los disparos de energía la perseguían. Usó el impulso para saltar por encima del robot y deslizarse por detrás, blandiendo su espada en un intento de dañar algún componente vital.

Pero Mettaton giró sobre un solo pie, como si estuviera bailando, y desvió el ataque con un brazo convertido en escudo reflectante.

- ¡Oh! ¡Qué movimiento tan audaz! —exclamó, mirando hacia una cámara flotante—. Pero no lo suficientemente fotogénico. ¡Aumentemos la dificultad!

Del techo descendieron brazos mecánicos que lanzaban rayos en secuencia rítmica. Frisk se movía como si danzara con la muerte, cada paso medido, cada giro preciso. Una nota falsa y sería alcanzada.

Desde el teléfono, Alphys gritaba:

— ¡Estás haciendo bien! Solo... solo un poco más. ¡No cedas! ¡Es como un videojuego! ¡Pero… más mortal!

Frisk ignoró el comentario. Esto no era un juego. Nunca lo fue.

Saltó sobre una barandilla, y esta vez esperó. Mettaton avanzó con pasos exageradamente glamurosos, lanzando ráfagas en abanico. Frisk los esquivó todos, contando cada intervalo. Había un patrón. Siempre lo había. Solo tenía que encontrarlo.

Cuando Mettaton giró para su siguiente ataque, Frisk cayó al suelo, patinó hacia adelante y golpeó con su espada en una unión de placas en la pierna izquierda del robot. Un chispazo. Mettaton tambaleó, perdiendo brevemente el equilibrio.

—¡Ah! ¡Esa fue buena! —rió, su voz vibrando con electricidad—. Pero no olvides, mi amor… ¡los héroes solo ganan cuando la audiencia los ama!

La pantalla gigante mostró un marcador: AUDIENCIA: 85%

Frisk frunció el ceño. Entonces eso era. No bastaba con herirlo. Había que "dar espectáculo".

Con un suspiro resignado, hizo lo que mejor sabía hacer. Actuar por instinto.

Rodó hacia atrás, evitó un bombardeo, y ejecutó una voltereta elegante que terminó en un corte limpio hacia adelante. Cada movimiento era fluido, natural, y… efectista. El medidor subió.

AUDIENCIA: 90%

Alphys gritó entusiasmada:

— ¡Sí! ¡Eso es! ¡Solo un poco más!

Mettaton volvió a la carga. Esta vez, activó un par de reflectores en forma de alas que lanzaban ráfagas de luz que cegaban y quemaban a partes iguales. Frisk nos una plataforma lateral para escalar y saltar por encima del ataque, aterrizando justo frente al robot con una estocada que desactivó una de las luces.

AUDIENCIA: 98%

— ¡Final de acto! —gritó Mettaton, su voz vibrando con eco—. ¡Y ahora… el gran final!

Se cargó de energía. Todo el escenario tembló. Frisk se preparó para lo peor.

Pero el golpe nunca llegó.

La música se detuvo. El humo desapareció.

Mettaton quedó inmóvil, observándola.

— …Ha ganado, humano. No hay luchas en solitario… bailas con la vida. Tienes el corazón de una estrella.

Y entonces, lentamente, se desactivó. Cayó de rodillas, y luego, de lado. Su núcleo brilló una vez más… y se apagó.

Desde el teléfono, Alphys gritó:

— ¡NO! ¡Mettaton!

Pero Frisk ya sabía que no estaba muerto. Solo desactivado. Temporalmente.

[EXP GANADA: 0]

[Estado de FRISK actualizado:]

LV: 2

ATK: 4

VEL: 4

DEF: 2

HP: 22/25

EXP: 70/200

La joven reconoció el teléfono, respirando con fuerza. Sus piernas temblaban, pero se mantenía firme.

Desde el otro extremo de la línea, Alphys sollozaba.

— Y-yo… lo siento. No quería que esto pasara. Él solo… solo quería ser visto. Ser alguien.

Frisk guardó el teléfono en silencio.

No era momento para consuelo. El camino seguía.

Y al fondo del pasillo, más allá del espectáculo, la Ruta al Castillo de Asgore comenzaba a dibujarse.

El final se acercaba.

Y no habría lugar para el arrepentimiento.

Frisk avanzó en silencio, dejando atrás el escenario ahora apagado. Cada paso resonaba en los corredores metálicos, vacíos y sin música. Solo el eco de sus pisadas la acompañaba. Ya no había focos, ni audiencia, ni gritos mecánicos. Solo el zumbido constante del sistema central de Hotland.

Su corazón latía con fuerza, pero no por miedo. Era otra cosa. Anticipación.

El pasillo descendía levemente. Las paredes se teñían de un color más oscuro, menos industrial. El vapor seguía saliendo de las tuberías, pero ahora era más espeso, como si el calor estuviera cada vez más concentrado.

— "¿Qué tan cerca estoy?" —pensó.

No tardó en llegar a una bifurcación. A la derecha, una terminal con una señal luminosa: "CORE — Entrada Principal" . A la izquierda, una pequeña sala con un letrero escrito a mano: "Sala de descanso para personal autorizado (y tú también, si te ves lo suficientemente cansado)" .

Frisk giró hacia la izquierda.

La sala era pequeña, con una mesa de metal, una planta artificial medio derretida y una máquina expendedora. En la pared, un cartel:

"¡Buen trabajo! Has sobrevivido a los horrores de Hotland... ¡Ahora prepárate para algo peor!"

Suspenso. No sabía si era una advertencia o una broma de mal gusto.

Apoyó la espalda contra la pared. Por unos segundos, solo respir. Observó su reflejo en la pantalla negra de la máquina expendedora. Tenía la ropa manchada, algunos cortes superficiales en la piel y el cabello revuelto. Parecía otra persona.

Y, en el fondo, lo sabía: lo era.

Desde que cayó al subsuelo, había cambiado. No por elección, sino por necesidad.

Subió el teléfono. Una nueva notificación.

ALPHYS: "El núcleo está justo adelante. Hay múltiples rutas internas, pero también... muchos peligros. Intenté redirigir parte de la energía para facilitarte el paso, pero no puedo garantizar que sea seguro".

Frisk cerró el mensaje. No esperaba que nada fuera seguro a estas alturas.

Volvieron al pasillo y siguieron hacia la entrada principal del CORE.

Un gran portón automático se abrió con un chillido mecánico. Al otro lado, un ascensor. Entró. El panel de control mostraba múltiples destinos, pero solo uno brillaba con intensidad: "CORAZÓN DEL CORE" .

Frisk presionó el botón.

El ascensor descendió en silencio. No había música. Solo el zumbido eléctrico y un leve temblor bajo sus pies.

Finalmente, se detuvo. Las puertas se abrieron.

Frente a ella: un laberinto de energía, puentes flotantes y máquinas ardiendo. El aire estaba cargado de electricidad. No era solo un generador: era una prisión de calor, ruido y códigos antiguos. Aquí se controlaba el sistema energético del subsuelo entero.

Y también era la última barrera antes del castillo de Asgore.

La plataforma tembló bajo sus pies.

— "Vamos allá", murmuró.

Comenzó a caminar por el primer puente. El suelo era inestable y el calor era casi insoportable. No podía ver el final del camino. Solo más pasillos, más terminales y máquinas emitiendo pulsos de luz inestables.

Una explosión sacudió el pasillo frente a ella. Frisk se detuvo, llevándose la mano a la espada. Del humo surgió un enemigo.

Alto. Flotante. Con cuerpo metálico y rostro dividido en secciones.

ENEMIGO IDENTIFICADO: MAGO

LV: 22 / ATK: 30 / DEF: 20 / VEL: 8

El enemigo no emitiría sonido alguno. Solo una serie de círculos mágicos comenzó a girar a su alrededor. Uno a uno, se iluminaban y lanzaban rayos dirigidos.

Frisk esquivó el primer rayo, pero el segundo la rozó. Ardió, como fuego líquido bajo la piel.

[Estado de FRISK actualizado:]

HP: 20/25

Saltó hacia un costado, invocando su espada de Determinación. Esta vez no pensaba contenerse.

Avanzó, zigzagueando entre los hechizos, hasta estar lo suficientemente cerca como para atacar. Una estocada directa a la esfera central. El golpe no fue letal, pero sí efectivo. El enemigo tembló, su forma se volvió inestable y se desintegró en una explosión de partículas luminosas.

[EXP GANADA: 50]

[Estado de FRISK actualizado:]

EXP: 120/200

HP: 19/25

No había tiempo para celebrar. Otro puente. Otra sección del CORE. Y otro enemigo.

ENEMIGO IDENTIFICADO: FINAL RANA

Frisk lo reconoce. No era como los Froggit de las Ruinas. Este era más agresivo, más grande, con alas oscuras y ojos brillantes. Apenas apareció, lanzó una ráfaga de proyectiles giratorios que la obligaron a retroceder.

Frisk usó la plataforma como impulso y saltó por encima del ataque, cayendo justo sobre él con la espada por delante. El impacto fue seco. El monstruo croó una última vez antes de desintegrarse.

[EXP GANADA: 30]

[Estado de FRISK actualizado:]

EXP: 150/200

HP: 18/25

—"Uno más…" —pensó—. "Y alcanzaré el próximo nivel".

Pero no lo buscaba. No quería pelear por pelear. Solo seguir adelante. Solo llegar al final.

Se curó con una de las curas que había tomado de la máquina expendedora. Una bebida caliente con sabor indescriptible, pero reconfortante.

[HP restaurado a 25/25]

Al final del pasillo, las puertas doradas del núcleo comenzaron a abrirse.

Frisk le apretó los dientes.

Al otro lado, quizás Asgore. Quizás el final.

Quizás… algo más.

El núcleo.

Un lugar donde la realidad parecía fragmentarse, distorsionarse. El calor ya no venía solo de las máquinas: se sentía como si el propio aire estuviera fundiéndose. Los pasillos no eran rectos, y algunas plataformas flotaban sin lógica, conectadas por energía pura.

Frisk avanzó en silencio.

No por miedo, sino porque aquí, cualquier sonido parecía profanación. El núcleo no era solo una central energética; era un sistema vivo, reaccionando a su presencia.

De repente, una puerta lateral se abrió con un zumbido. Una figura pequeña apareció, jadeando y con una expresión de ansiedad desbordada.

— "¡F-Frisk! ¡Ah! ¡Te estaba buscando!" —era Alphys.

La científica corría hacia ella agitando los brazos, su bata completamente arrugada, sus lentes empañadas por el vapor.

— "¡Lo siento por desaparecer! ¡T-Tuve que verificar unos cálculos! Y luego, eh, M-Mettaton… ¡me encerró en una sala sin salida! ¡Pero estoy bien! ¡Estoy aquí!"

Frisk la miró sin decir una palabra. No con desconfianza, pero sí con esa distancia que nace del agotamiento.

— "Eh… yo… sé que ha sido un camino duro", continuó Alphys, bajando la voz. "Y también sé que no he sido muy clara. Hay… cosas que no te dije. Pero ahora, ahora ya no hay vuelta atrás. Estás justo frente al castillo. Y Asgore…"

Frisk la inspeccionar. No con juicio. Solo con la serenidad de quien ha pasado por mucho y ha aprendido a esperar las palabras sin apurarlas.

— "Asgore es… es un buen rey. Pero está atrapado en este ciclo. Las almas humanas. La barrera. Él… te enfrentará. Porque cree que no tiene otra opción. Pero yo… quiero ayudarte a que no termine así."

El silencio entre ambas se volvió denso.

Alphys se acomodó las gafas.

— "He desactivado las rutas de seguridad del núcleo. Podrás atravesarlo sin tener que enfrentar más enemigos… si decide no pelear. Pero no puedo garantizar que no habrá peligros. La energía es inestable. Y Mettaton… Mettaton aún podría intentar algo. Está conectado a este lugar más de lo que parece."

Frisk ascendió. No se necesitan más explicaciones. Solo necesitaba avanzar.

— "Toma esto", dijo Alphys, entregándole un pequeño dispositivo rectangular. "Es un estabilizador de frecuencia. Si la energía del núcleo comienza a distorsionar tu cuerpo... esto te mantendrá entera."

Frisk lo ayudó y lo guardó sin decir palabra.

— "Yo… voy a esperarte fuera del castillo. Si decides regresar. Si… puedes evitar lo peor."

Frisk miró hacia la siguiente sala. Grandes puertas de cristal vibran con energía roja. Más allá, una plataforma que descendía directamente al ascensor que la llevaría al castillo.

Alphys retrocedió, sin quitarle la vista de encima.

Frisk se despidió con un leve gesto de cabeza y cruzó la sala.

Las puertas se abrieron.

El corazón del núcleo la recibió con un rugido sordo.

El interior era aún más desconcertante. Plataformas flotantes se formaban y disolvían a medida que caminaba. Caminos que no existían hace un segundo ahora se extendían ante ella. Luz líquida caía de tubos gigantescos, y la energía del núcleo pulsaba como un corazón.

No había enemigos. No todavía. Pero el lugar estaba vivo.

Frisk siguió avanzando, guiado por la intuición y por el ligero zumbido de su alma. La espada de Determinación latía con una pulsación débil en su espalda, como si respondiera al núcleo.

De pronto, sin previo aviso, un panel de energía se activó.

Una voz mecánica resonó:

— "Sistema reiniciado. Usuario no autorizado detectado. Activando unidad de contención."

Del techo descendió una figura brillante.

UNIDAD DEL NÚCLEO: ESTABILIZADOR OMEGA

LV: 36 / ATK: 45 / DEF: 40 / VEL: 6

Frisk retrocedió instintivamente. Esta cosa no era un monstruo cualquiera. Era un dispositivo de seguridad. Pura energía. No pensaba. No sentí. Solo ejecutaba.

El estabilizador disparó una ráfaga de energía cortante. Frisk rodó por el suelo y logró esquivar por un pelo. El suelo temblaba. Las plataformas comenzaron a desintegrarse.

Ella no podía quedarse ahí.

Con rapidez, corrió hacia el enemigo, saltando entre los espacios que se abrirían bajo sus pies. Activó su espada, y el brillo rojo llenó el aire.

Una estocada directa. El estabilizador absorbió parte del impacto, pero el daño fue real. La máquina tembló y se replegó.

Pero no cayó.

Al contrario, cambió de forma. Se alzó en el aire, desplegando varios brazos de energía, cada uno con una esfera giratoria.

— "Nivel de amenaza crítica. Iniciando eliminación total".

Frisk esquivó por reflejo. Saltó entre rayos, giró sobre sí misma, se deslizó bajo un brazo de energía que descendió como un martillo.

El campo gravitacional comenzó a alterarse. Frisk sintió cómo su cuerpo flotaba levemente, y luego era jalado con fuerza hacia abajo.

Una estrategia clara: desorientar antes de atacar.

Frisk apretó los dientes y se impulsó hacia un punto alto. Clavó la espada en uno de los núcleos secundarios del estabilizador. Esta vez, el daño fue profundo.

La máquina emitió un sonido agudo y explotó en una onda expansiva que la lanzó contra el suelo.

El núcleo tembló.

Pero todo se estabilizó.

[EXP GANADA: 150]

[Estado de FRISK actualizado:]

EXP: 200/200

LV SUBIDO A: 3

HP: 30/30(+5)

ATK: 6 (+2)

VEL: 5 (+0.5)

DEF: 4 (+1.5)

Frisk se levanta lentamente.

El camino estaba despejado.

Delante de ella, el ascensor.

El castillo.

El final.

Frisk miró hacia atrás una última vez. Todo lo que había atravesado, todo lo que había enfrentado, parecía comprimirse en un solo instante. Luego, avanzó.

El ascensor se cerró a sus espaldas.

El viaje continuaba.

El ascensor se detuvo con un susurro mecánico.

El silencio.

Frisk había olvidado cómo sonaba el mundo sin alarmas, sin metal crujiente, sin amenazas respirando en su nuca. Solo el zumbido sutil del motor apagándose. Y más allá… silencio absoluto.

Las puertas se deslizaron hacia los lados.

Frente a ella, una ciudad muerta.

Frisk avanzó con cautela. El suelo era de piedra blanca, perfectamente tallada. Columnas de mármol sostenían un techo altísimo, casi como si alguien hubiera querido imitar la arquitectura humana de los templos antiguos. Las paredes estaban decoradas con tapices, no de guerra, sino de vida. Historias tejidas: la caída de los monstruos, la barrera, la esperanza.

El aire olía a incienso y polvo antiguo.

Había entrado al castillo de Asgore.

Y estaba completamente vacía.

Las habitaciones eran espaciosas, bien cuidadas, pero deshabitadas. Cada paso de Frisk resonaba en los pasillos. Por momentos, parecía que el lugar entero contenía la respiración. Como si supiera que alguien estaba por alterar su equilibrio.

Frisk giró hacia una sala lateral.

Era una cocina.

Limpia, ordenada… cálida. Una tetera aún sobre el fuego, aunque ya fría. Un libro de recetas abierto. Su mirada cayó sobre la página: "Tarta de caramelo y canela" . El mismo aroma que había sentido en la casa de Toriel.

Se quedó unos segundos en silencio.

Las conexiones eran cada vez más claras. El rey no era un tirano. Era un padre. Un monstruo roto, sostenido por la idea de una paz imposible. ¿Podría ella cambiar eso?

Siguió avanzando.

El pasillo final.

En sus paredes, cuadros. No eran obras artísticas. Eran retratos familiares. Un caballero con barba espesa y ojos cálidos. Una reina con expresión serena y fuerte. Y entre ellos… un niño monstruo de sonrisa radiante. Asriel Dreemurr.

Frisk se detuvo ante uno de ellos.

Algo en su alma vibró. No era solo la pintura. Era el recuerdo que no debía tener. Una conexión. Como si el alma de Asriel hubiera rozado la suya en otro tiempo.

No lo entendía. No todavía.

Avanzó, y las puertas del gran salón se abrieron por sí solas.

El trono era modesto.

Una silla de madera ornamentada, tallada con motivos florales. A su lado, un segundo trono… cubierto por una sábana blanca. Vacío.

Frente a ella, de espaldas, un ser enorme.

Asgore Dreemurr.

Su capa roja colgaba como una cortina sobre sus hombros. Sujetaba un pequeño jarrón de flores doradas. Frisk reconoció la variedad: flores de la superficie. Flores doradas . Las mismas que había visto en las ruinas. Las mismas sobre las que había despertado.

— "Oh… lo siento. No te escuché entrar".

La voz de Asgore era suave. Casi paternal.

— "Estas flores… crecieron incluso aquí abajo. Sorprendente, ¿no crees?"

Frisk no respondió.

Asgore se dio la vuelta, y su rostro confirmó todo lo que los cuadros insinuaban. Ojos cansados, melancólicos. Pero aún con esa calidez que se niega a morir.

— "Has llegado lejos, joven humana. Muy lejos. Y no ha sido fácil, ¿verdad?"

El silencio volvió a caer entre ellos.

Asgore sospechó.

— "Sé por qué estás aquí. Has pasado por tanto... y aún así estás de pie. Admiro eso."

Su mirada bajó. Sus manos dejaron el jarrón sobre una mesa pequeña al lado del trono.

— "Sé que esto es injusto. Pero no puedo dejarte ir. No puedo permitirte regresar. Lo que he hecho... lo que estoy a punto de hacer... no es lo correcto. Pero tampoco sé qué más puedo hacer".

Frisk sintió algo presionándole el pecho. No era miedo. Era pena.

— "Ya he recolectado seis almas. Solo necesito una más. Con ella...podré destruir la barrera. Liberar a todos los monstruos."

Su voz tembló.

— "Pero sé que destruirte… también destruirá algo en mí."

Asgore alzó la mirada.

— "Por eso… no quiero que esto sea cruel. No quiero que sea brutal. Solo… rápido."

Frisk retrocedió un paso por instinto.

Asgore asintió con tristeza.

— "Antes de comenzar… quiero que sepas que lo lamento."

Y entonces, sin más palabras, el rey extendió una mano al vacío.

Un tridente surgió del aire. Rojo como la sangre. Alto como él.

El aire se volvió más pesado.

Las puertas del salón se cerraron tras Frisk.

Era inevitable.

[INICIO DEL COMBATE]

ASGORE DREEMURR

LV: 95

ATK: 450

DEF: 190

VEL: 42

HP: 999

EXP: 250,000 al ser asesinado

18,000 al ser derrotado sin morir

Frisk le apretó los dientes.

Este no era como ningún otro combate anterior.

Asgore levantó el tridente, y el suelo se estremeció. Llamas azules y naranjas surgieron alrededor. Su primer golpe fue una ráfaga directa de energía que quemó el aire.

Frisk rodó hacia un costado, sintiendo el calor rozarle la piel. Su espada de Determinación apareció en sus manos, vibrando con la energía del alma.

Un giro. Un salto. Un choque de armas.

El tridente y la espada se cruzaron, y la onda de choque empujó a ambos hacia atrás.

El verdadero combate había comenzado.

Las llamas danzaban alrededor del salón, como si el fuego mismo fuera parte de la voluntad del rey.

Asgore no dudó.

El tridente descendió de nuevo, con la fuerza de un rayo. Frisk apenas lo esquivó, su cuerpo rodando por el mármol mientras chispas naranjas se encendían a cada golpe. Cada movimiento de Asgore era pesado, firme, como si la tierra respondiera a su llamado.

No hay palabras esta vez , pensó Frisk, apretando su espada de Determinación. Solo la realidad.

Asgore la atacó con un barrido lateral, y Frisk se lanzó hacia adelante, buscando colarse entre los huecos de su defensa. Su espada se estrelló contra la armadura del rey: apenas un rasguño.

— "No deberías estar aquí", gruñó Asgore, su voz retumbando en las paredes. "Esto no es para ti. No debería ser para nadie".

Frisk retrocedió. Su pecho ardía por el esfuerzo. Sus pasos dejaban marcas de polvo y ceniza.

El tridente giró en manos del rey como si no pesara nada. Tres lanzas de fuego se dispararon hacia ella. Frisk las esquivó, una tras otra, con reflejos que sólo la desesperación podía forjar. La tercera casi la alcanza. El borde de su camiseta ardió por un instante antes de apagarse.

No puedo enfrentarlo de frente. Tengo que desgastarlo… tengo que hacerle entender.

La espada de Frisk volvió a brillar. Canalizó una estocada veloz, dirigida al costado del rey. Un punto entre placas, justo debajo del brazo. El golpe hizo que Asgore retrocediera un paso.

Solo uno.

Pero fue suficiente.

Frisk vio su oportunidad y volvió a la carga. Esta vez no atacó: esquivó, giró, saltó… buscando agotar al rey. Como un río que desgasta una roca con el tiempo.

Asgore gruñó. — "Eres fuerte, pequeña humana. Pero no puedes detener esto".

Las llamas se levantaron de nuevo. Esta vez fueron círculos concéntricos que rodearon a Frisk, obligándola a moverse por un estrecho sendero. Las brasas le cortaban el paso como cuchillas de luz.

¿De verdad no hay otra forma? Pensó mientras avanzaba. ¿Esto es lo único que nos queda?

Un ataque directo. El tridente se alzó por encima del rey. Frisk alzó su espada en guardia.

Choque.

La energía liberada lanzó a ambos en direcciones opuestas. Frisk rodó por el suelo, su espalda impactando contra una columna. Se incorporó con un quejido, sacudiendo el polvo. Tenía un rasguño en la mejilla, una gota de sangre cayendo lentamente por su mandíbula.

[Estado de FRISK actualizado:]

LV: 3

ATK: 6

DEF: 5

VEL: 4

HP: 24/30

EXP: 70/400

El rey se quedó quieto.

Su respiración era pesada. El tridente bajó, tocando el suelo.

— "No quiero seguir, pero lo haré".

Frisk lo miró, jadeando. La espada temblaba en su mano.

— "¿Por qué…?" murmuró.

Asgore apretó los dientes.

— "Porque ya hice esto seis veces. No puedo echarme atrás ahora. Si retrocedo... entonces todo lo que he hecho, todo lo que he tomado... no significaría nada."

El silencio volvió. Esta vez, no lo rompieron ni las llamas ni el metal. Solo el corazón de Frisk, golpeando con fuerza en su pecho.

— "Entonces distensión", dijo ella. "No tienes que continuar".

— "Ya no es cuestión de querer."

Y con esas palabras, alzó el tridente una vez más.

El segundo asalto fue aún más feroz.

Asgore ahora usaba combinaciones. Llamas naranjas que exigían movimiento. Llamas azules que castigaban la acción. Frisk tuvo que leer cada patrón con precisión. Sabía que un error le costaría todo.

En un momento, una de las lanzas naranjas el tocó de refilón. Sintió el ardor inmediato en la pierna. Cayó sobre una rodilla, jadeando.

El rey se detuvo un instante, su tridente temblando. Parecía dudar.

— "Te dije que no quería esto".

Frisk, aún en el suelo, alzó la mirada.

— "Entonces… elige algo distinto".

Asgore no respondió.

Ella se puso de pie, lentamente. Su espada volvió a la mano, rodeada por una energía roja profunda. Una manifestación de su alma. La Determinación hecha filo.

La lanzó con fuerza.

La espada impactó en el suelo frente al rey, haciendo que las llamas se apagaran por un momento.

No lo atacó. Lo tuvo.

— "No quiero pelear contigo."

Asgore bajó la vista hacia la espada incrustada en el mármol. Permaneció en silencio durante varios segundos.

— "Yo tampoco."

Entonces, su mano soltó el tridente.

El arma cayó, con un sonido grave que resonó por todo el salón.

La barrera se había quebrado. No de forma mágica. De forma humana.

— "No puedo seguir vidas tomando", dijo el rey con voz rota. "Tal vez… aún hay esperanza sin eso".

Frisk respiró hondo. El peso de la tensión abandonó sus hombros.

[EXP ganada: +18,000]

[Estado actualizado:]

LV: 14

EXP: 88/2800

ATK: 85

DEF: 22

VEL: 9

HP: 79/85

El trono, las llamas, el miedo… todo había quedado atrás.

Pero no fue el final.

Porque mientras ambos recuperaban el aliento, mientras la calma parecía extenderse por el salón, algo se movía en el suelo.

Algo se arrastró desde las sombras, invisible para los ojos normales… pero no para el alma.

Una risa aguda resonó como una grieta en el aire.

— " ¡Qué conmovedor! "

Frisk se tensó de inmediato. El rey alzó la vista.

Una flor amarilla apareció en el medio del salón. Sus pétalos brillaban como el oro. Su rostro, una caricatura cruel de una sonrisa.

Flowey.

— "Creí que esto se pondría aburrido… ¡pero vaya que me equivoqué!"

Y en ese instante, antes de que pudiera reaccionar, Flowey lanzó una raíz al suelo. El espacio se distorsionó.

La habitación tembló.

El alma de Frisk fue jalada por una fuerza invisible.

Y todo se volvió oscuro.

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NA: Solo digo que esto es una reescritura del capítulo 4, así que dígame les gusta está versión o la anterior?

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