Bastaron tan solo unos minutos para que toda la confianza y ánimo que sentían Yuuki y Katashi se desvaneciera al darse cuenta que se hallaban prácticamente igual que antes de la visita de Taichi.
—Chicos, se que tienen mucho en lo que pensar, pero Yuuki debe descansar en este momento, así que aguarden hasta que el turno de Katashi haya terminado —dijo Hiroshi colocando sus manos sobre las cabezas de los chicos.
Aceptaron con desgana y Yuuki se fue hacia su habitación, justo antes de entrar, Hiroshi le reiteró que hablaba completamente en serio.
Se adentró en su habitación e inmediatamente se acostó, no tomó mucho tiempo para que entendiera la preocupación del doctor. Todo a su alrededor daba vueltas y su vista se nublaba, no se sentía mal, tan solo cansado y al cabo de unos minutos se quedó dormido.
Una vez más la figura de una mujer apareció, se encontraba mirando por la ventana como siempre. Yuuki bajó su mirada, todo estaba a oscuras salvo por la mujer y la ventana. Brevemente el rostro de Taichi apareció en su mente y se obligó a elevar su mirada. Intentó hablar, sin embargo, un nudo se formó en su garganta. Estiró su mano, la cual se hallaba temblando, y dio un pequeño paso hacia adelante.
—¡No! —gritó Yuuki mientras bajaba bruscamente su brazo y su cabeza —¡No quiero!¡Basta!
Intentó calmar su irregular respiración, sin embargo, era inútil. Con miedo volvió a dirigir su mirada hacia la mujer, pero para su sorpresa, ella había desaparecido y en su lugar se hallaban cinco esferas de colores, roja, azul, amarilla, verde y café. Sonrió ligeramente.
—Así es mejor… duele menos.
***
En la tarde, una vez que Katashi estaba libre, los dos se reunieron en el comedor a elaborar un plan.
—Antes de empezar quisiera agradecerte —dijo Yuuki.
—Ya te lo dije, es normal ayudar a quien lo necesite —dijo Katashi acomodándose sus lentes—. Además, somos amigos así que no tienes que preocuparte por nimiedades.
—¿Amigos?... Claro, tienes razón.
Comenzaron con la elaboración del plan, para ello primero repasaron como fue la práctica de Yuuki, esta vez con la mayor cantidad de detalles posibles a pedido de Katashi, quien elaboró un sinfín de preguntas con el afán de entender que es lo que realmente pretendía Taichi.
—Hay una frase que dijo que no puedo sacarme de la cabeza —dijo Katashi.
—Creo que se a cual te refieres —dijo Yuuki—. Él ya hizo su parte, ahora me toca a mí hacer la mía, ¿no?
—Exacto. Si es cierto aquello, entonces debe haber algo en su ejercicio que nos dé una pista.
—Yo también lo creo. No lo entiendo del todo, pero como dije antes, creo que es alguien en quien se puede confiar.
Un fuerte golpe en la entrada asustó a los chicos. Hiroshi abrió la puerta y de inmediato sintieron unas rápidas pisadas que tan solo se detuvieron una vez que el crujido de la puerta ya era audible.
—¡¿Cómo les fue?! Cuéntenmelo todo —dijo Kaguya con la puerta aún abriéndose
Hiroshi se unió al grupo y Yuuki contó todo lo sucedido en el día. Al principio Kaguya creía que todo se trataba de una broma, especialmente porque no podía entender cómo el amable, educado y agradable doctor era conocido de un hombre tan rudo, mal hablado e intimidante como Taichi. No fue hasta que el propio Hiroshi se lo confirmó que dio la historia por verídica.
—Doctor, ¿está seguro que deberíamos dejar que le enseñe a Yuuki? —preguntó Kaguya con cierta preocupación.
—Es cierto que no hemos coincidido en bastante tiempo, sin embargo, por ahora creo que lo mejor es seguir su método.
—Bueno, bueno, entonces vamos a lo importante.
—Es cierto, tan solo tenemos una semana —dijo Katashi.
—¿Tan solo? Más que suficiente.
—Siempre te tomas todo a la ligera.
—Es mejor eso que ser un amargado.
Kaguya le sacó la lengua a Katashi, provocando que Yuuki riera, dándole un fin a la discusión.
—Ver lo animados que están me motiva bastante —dijo Yuuki con vergüenza.
El grupo decidió seguir con el itinerario ya planeado. En las mañanas, Yuuki se reuniría con Kaguya mientras Katashi cumplía con su entrenamiento formal. Luego, cuando Kaguya tuviese que ir a su entrenamiento con su hermana, Yuuki volvería para almorzar y leer libros sobre teoría del aura. Finalmente, cuando Katashi estuviera libre, continuarían con la práctica.
Hiroshi no interfirió mucho durante la charla más allá de un par de consejos. Por una parte quería fomentar su independencia, pero también había sido uno de los pedidos de Taichi.
Esa noche, el doctor cocinó una cena especial, tanto para motivar a los chicos como para celebrar el cumpleaños de Yuuki, que con todo lo sucedido, se les había olvidado hacerlo el día anterior.
A primera hora de la mañana del día siguiente, Yuuki y Kaguya fueron hacia la cascada, la cual designaron como el lugar de entrenamiento. A diferencia de los días anteriores, el cielo se hallaba nublado, dando como resultado una agradable temperatura.
—Como sabes, uso aura de tierra y rayo. Aún no puedo crear nada realmente idéntico, pero si guarda cierto parecido —dijo Kaguya, que se hallaba sentada frente al chico.
El plan que habían ideado era sencillo, Kaguya crearía aura de tierra para que Yuuki pudiese compararlo con la tierra real. Esperaban que al no poder crear una buena réplica le fuera más fácil notar las diferencias, además de que dispondría de todo el tiempo del mundo.
Kaguya creó una esfera de aura en su mano y la extendió hacia Yuuki. A diferencia de la esfera que había creado Hiroshi, la cual era transparente, esta era café claro, aunque el color no era uniforme. El chico acercó su mano con cierta timidez hasta introducirla en la esfera. «Se siente como un líquido, aunque algo más compacto y… ¿pegajoso? Parece más barro que tierra… Hay ciertos grumos», pensó el chico mientras hacía diferentes movimientos con sus dedos dentro de la esfera.
—Ahora haré que se parezca un poco más.
La chica cerró ligeramente su mano e inmediatamente la devolvió a su posición original. La esfera se compactó levemente y su textura varió sutilmente. «Ya no es tan líquido, se siente más áspero, pero no llamaría a esto tierra», pensó Yuuki mientras con su otra mano tocaba tierra del suelo.
—¿Y bien?¿Notaste alguna diferencia? —preguntó Kaguya.
—Sí… pero… —dijo Yuuki luego de unos instantes en silencio.
—¿Pero?
—Es que… me doy cuenta de que no es tierra, pero porque son muy diferentes, no se parecen en casi nada. Con Taichi no podía notar ninguna diferencia —dijo Yuuki mirando hacia el horizonte, como si hablara solo.
—Lo siento, supongo que no soy tan buena —dijo Kaguya elevando su mirada y colocando una mano sobre su frente.
—Perdón, lo dije sin pensar—dijo inmediatamente Yuuki al ver a la chica—. Kaguya...
—Bueno, no hay tiempo que perder, vamos al paso dos.
Esta vez Kaguya creó una esfera de rayo. Yuuki volvió a meter su mano, repitiendo los mismos movimientos con sus dedos. «Esta vez es más… ¿ligero? No es tan denso y a veces siento cosquilleos». Pronto tuvo que sacar la mano debido a que los cosquilleos se estaban volviendo inaguantables.
—El rayo es mi segundo elemento así que aún no soy capaz de hacer mucho más —dijo Kaguya.
—En verdad, tampoco se como es un rayo por lo que no podría compararlo, pero tampoco le encuentro parecido al aura de tierra.
Tras repetir la prueba varias veces, se tomaron un tiempo para pensar. La noche anterior, Hiroshi les dijo reiteradamente que debían tomárselo con calma y que no debían obsesionarse con conseguir resultados, algo en lo que todos estuvieron de acuerdo, mas no esperaban hallarse tan temprano en un punto muerto.
—Por cierto, hay algo que no entiendo —dijo Kaguya, rompiendo el silencio que comenzaba a tornarse incómodo—. Dijiste que Taichi te lanzó agua y ahora estás tocando las esferas, pero ¿por qué?
—¿A qué te refieres?
—Es que no creo que sea necesario.
—Entonces, ¿cómo haces para diferenciarlo?
—No sé cómo explicarlo, tan solo se siente que son diferentes, el aura mismo te lo dice.
—Ayer Taichi también me dijo eso, que debía sentirlo, pero no logro entender a que se refieren.
—Lo siento, seguro que Katashi logra explicarlo mejor que yo.
—Pareces confiar mucho en sus explicaciones.
—Sí, desde pequeño ha sido muy estudioso, sumado a su sentido de la responsabilidad hacía que siempre encontrara una respuesta para todas mis preguntas —dijo Kaguya con una gran sonrisa, provocando un ligero sentimiento de envidia en Yuuki.
Pasaron el resto del tiempo que les quedaba repitiendo sin parar las mismas pruebas. Con cada intento, Yuuki intentó fijarse en nuevos detalles, tanto visuales como sonoros e incluso llegó a probar el aura, lo único que obtuvo fue una sensación de asco que perduró mucho más de lo deseado.
Nada más volver, Katashi le entregó una decena de libros sobre aura. Los había de todos los tipos, algunos bastantes ligeros y compactos, pero otros superaban fácilmente las quinientas páginas.
—No se si puedas entenderlos todos, pero no pierdes nada con echarles un vistazo —dijo Katashi al entregar los libros.
«Parece ser que Kaguya no exageraba con eso de ser muy estudioso», pensó Yuuki que mantenía una incómoda sonrisa al recibir los libros.
***
—Ahora que te conté mi día, es tu turno —dijo Yuuki, luego de poner al día a Katashi mientras almorzaban.
—Es cierto que no te he contando mucho de mi entrenamiento formal. Al ser un pequeño pueblo no suelen haber muchos pacientes, así que en general uso mi tiempo para aprender de los distintos tipos de medicina, especialmente sobre plantas medicinales.
—¿Plantas medicinales? En mi mundo también se usaban plantas, aunque con el tiempo fueron cayendo en desuso, por lo que no sé demasiado sobre eso.
—¡¿De verdad?! Es una verdadera lástima. Usualmente se procesan para crear medicamentos con variados efectos. Por ejemplo, con lirios negros puedes hacer una infusión que ayuda a mejorar la visión en la oscuridad, con rosas cristalinas puedes aumentar tu resistencia al frío y hoy el doctor me enseñó que con dientes de lobo puedes hacer que una persona sienta la comida amarga como si fuese dulce —dijo Katashi con un brillo en sus ojos.
—Vaya, son súper versátiles —dijo Yuuki algo abrumado por la emoción de su compañero.
—Así es, por eso cualquier persona que aspire a ser doctor debe estudiarlas a fondo.
—Supongo que no todos los oficios le dan una gran importancia al aura.
—Eso no es cierto. Quizás pueda parecer que no es importante, mas un buen doctor cura usando su aura.
—Entonces, ¿para que se usan las medicinas?
—Hay varias razones, por ejemplo, si tienes una enfermedad crónica es mejor poder contar con medicina que tener que buscar siempre a un doctor.
Una vez que acabaron de comer, Yuuki se marchó hacia su habitación. Pese a que realmente no había hecho mucho, se sentía agotado.
«Kaguya y Katashi son increíbles. Tan solo tienen un año más que yo, pero parecen tener metas claras y trabajan para conseguirlas… en cambio yo… tan solo he seguido la corriente. Quiero decir, aprender a usar aura es divertido, pero ¿luego qué?¿tan sólo volveré a mi mundo? No es como si alguien estuviera esperándome… Me pregunto si podría quedarme, pero ¿qué es lo que haría?... Mejor me pongo a leer los libros, ya veré que hago después».
Agarró el libro más grande de todos. En comparación a los demás, este realmente destacaba. No solo poseía más páginas que el resto, también sus dimensiones eran mucho mayores, siendo el libro más grande que Yuuki había visto en su vida, tan solo comparable a los que había visto en series. La cubierta estaba recubierta con piel y las páginas estaban amarillentas. El nombre del libro era “Teoría del aura" y era apenas el primer volumen de una colección de tres. Tan solo bastaron unas pocas páginas para que el chico dejara el libro a un lado debido a que usaba un lenguaje sumamente técnico y enrevesado, impidiéndole siquiera entender la introducción.
El segundo libro fue uno de color rojo llamado “La historia del aura", cuyo tamaño entraría en la clasificación de libro de bolsillo. Trataba sobre cómo fue evolucionando el uso del aura a través del tiempo. Si bien le llamó bastante la atención, e incluso le dedicaría varias noches para leerlo en el futuro, no contenía nada de utilidad, siendo muchas veces más un libro con teorías existentes que un libro de historia real.
El tercer libro que escogió se llamaba simplemente “Aura", el cual al leer la introducción le pareció la versión simplificada del primer libro que leyó, o más bien, que intentó. Los primeros capítulos trataban sobre temas que ya le habían contado, pero mucho más desarrollados.
En cuanto Katashi terminó con su entrenamiento formal se dirigieron a la cascada una vez más. Una vez allí, y a pedido de Yuuki que sentía que estaban pasando por algo importante, revisaron otra vez tanto el entrenamiento de Taichi como las conversaciones que tuvo con Kaguya. Se cuestionaron el motivo de todo para no dejar ni un cabo suelto, hasta que finalmente dieron con los tres puntos que consideraban claves.
Primero, según Taichi, Yuuki podía sentir aura a un nivel subconsciente. Segundo, durante el ejercicio, Yuuki tocó el aura a pesar de que no es necesario. Y tercero, también durante el entrenamiento, Yuuki debió permanecer con los ojos y boca cerrados.
Ambos anhelaban que no se hubiesen dejado ningún aspecto clave, pues se pasaron toda la tarde en la conversación. Si bien no habían logrado ningún avance práctico en todo el día, sentían que al menos tenían más pistas que el día anterior.
En cuanto iniciaron su camino de regreso, pusieron en marcha la regla de Hiroshi, que consistía en que luego del entrenamiento de la tarde debían de dejar de hablar de ello hasta el día siguiente. Según él, a veces debían tomarse su tiempo y olvidarse de un problema, no solo para descansar, sino también para no obsesionarse con una única perspectiva. Hiroshi sabía que les sería imposible cumplir aquella regla, pero esperaba que al menos lo intentaran, lo cual les permitió tener una agradable cena en la que se centraron en otros temas. Sin embargo, tal como esperaba el sabio doctor, Yuuki no tardaría en romper la regla y esa misma noche se dedicó a leer el libro sobre aura, mas lo que él no tenía manera de saber era que no eran los nervios o las ganas de conseguir resultados lo que motivaba al chico, sino que necesitaba mantener alejada a la mujer junto a la ventana.