Las calles de Hoburns, la capital sagrada, bullían de actividad, los comerciantes llevaban sus carros cargados de mercancías de un lado a otro, los paladines marchaban por la ciudad manteniendo el orden, los sacerdotes pregonaban en las esquinas y en los templos; era la vida cotidiana para los ciudadanos de Roble.
Una mujer caminaba entre el gentío con paso firme y una expresión determinada que, junto a su mirada afilada, hacía que las personas inconscientemente se apartaran de su camino. Tenía el cabello castaño y corto en forma de bob sujeto por una diadema blanca, un gran pañuelo blanco cubría su cuello; su cuerpo esbelto, pero bien formado y su piel clara a pesar de su ocupación, la convertían en una belleza de primer nivel incluso si la armadura que llevaba ocultaba gran parte de su figura.
La única imperfección en su apariencia era una fea cicatriz que atravesaba su rostro desde su sien derecha y terminaba en el mentón izquierdo. La herida seguía pareciendo reciente a pesar de que en realidad había sido causada hacía casi un mes y nadie había sido capaz de curarla, ni siquiera los sacerdotes del templo lo que convertía el otrora bello rostro en un recordatorio permanente de la humillación que había sufrido.
La mujer era, por supuesto, Remedios Custodio, antigua Gran Maestro de la Orden de los Paladines de Roble y uno de los nueve colores del reino. Un mes atrás Remedios era una de las tres mujeres más importantes en el reino, estaba al mando de la mayor fuerza de combate de Roble y contaba con el apoyo de su hermana, la suma sacerdotisa, y Calca, la reina santa; pero todo eso se derrumbó de la noche a la mañana por culpa de los malditos semihumanos.
El descubrimiento de la dichosa isla y los eventos subsiguientes pudieron engañar a otros, pero ella fue capaz de ver a través de los engaños y se dio cuenta de que esas bestias nunca habían buscado relaciones, solo estaban tratando de apoderarse del reino de una forma u otra.
Remedios genuinamente creía que todo se trataba de un plan para apoderarse de Roble y que deshacerse de ella era el primer paso para lograrlo. Su hermana y Calca estaban bajo algún tipo de magia mental y por eso la traicionaron, era la única explicación posible para que tomaran decisiones tan absurdas como relacionarse con esos animales.
Pero lamentablemente no había mucho que pudiera hacer en ese momento, no solo fue humillada frente a la corte real, sino que como castigo perdió su posición como Gran Maestro y fue degradada a una simple paladín superior; lo que es peor, desde aquel día no había podido pronunciar una sola palabra debido a la maldición lanzada por esa bruja que se hacía llamar reina.
Remedios maldijo a todo el reino de Elion por milésima vez desde que todo ocurrió.
Recientemente, algunos enviados extranjeros ingresaron a Hoburns con la intención de reunirse con el representante de Elion, un enano llamado Thorner, quien había estado a la cabeza de las negociaciones entre la isla y Roble desde que la reina había vuelto a su tierra.
Re-Estize, Argland y Baharuth enviaron gente con la intención de tantear el terreno respecto al nuevo reino que había aparecido, pero a Remedios no le interesaban ninguno de esos países, sino la cuarta nación que también mando dignatarios: la Teocracia de Slane.
Remedios se había enterado, gracias a algunos paladines que todavía le eran leales en lugar de al traidor Gustav, que los emisarios de Slane, aunque habían llegado a la capital, no habían hecho ningún esfuerzo por ponerse en contacto con Thorner y para ella eso solo podía significar que la teocracia, al igual que Remedios, había visto a través de los engaños de las bestias, por eso apenas descubrió dónde estaban los emisarios, se dirigió hacia ellos a toda velocidad.
Llegó a una iglesia ubicada en el sector más pobre de la ciudad y sin dudarlo se adentró en el santuario interior. Normalmente alguien la habría detenido, pero ella era Remedios Custodio, aunque haya perdido su rango en la orden seguía siendo la paladín más poderosa de Roble y una figura reconocida en el reino. Al entrar en el santuario fue recibida por cuatro personas que parecían estarla esperando.
El primero era un hombre joven, objetivamente guapo, de cabello negro y largo con ojos rojos agudos, vestía una armadura ornamentada y sostenía una lanza de apariencia sencilla en su mano. A su lado estaba una mujer de piel clara, cabello rubio y ojos verdes ataviada en un vestido de colores pastel y una capa verde cuya capucha tenía una pluma a cada lado. La tercera era una mujer de cabello corto, castaño muy claro y ojos naranja cubiertos por anteojos de montura morada, llevaba un atuendo extraño que Remedios no había visto en ningún lugar antes. Finalmente, el cuarto era un hombre de cabello rubio y ojos rosados que tenía una capa sobre si mismo y varios anillos adornaban sus manos.
- Tardaste más de lo que esperábamos, Remedios Custodio, pero al menos ya estás aquí – el hombre de cabello negro y ojos rojos fue quien rompió el silencio. – Ya que sabemos quien eres, pero tu no nos conoces permíteme presentarnos, somos la escritura negra de la Teocracia de Slane, los protectores de la humanidad.
(***)
Jirnicv Rune Farlord El-Nix, el emperador de sangre, yacía en su cama pensando en el futuro de su imperio y las decisiones que tendría que tomar para garantizar que siguiera existiendo. Después de todo lo que le había estado ocurriendo se sentía sobrecargado y estresado, por eso pensó que desahogarse con una de sus amantes sería una buena manera de alejar su mente de los problemas, pero después de bajar de la euforia del sexo los pensamientos políticos y militares volvieron a adueñarse de su mente.
Después de la declaración enviada al reino en el que reconocía el reclamo de Ainz Ooal Gown era obvio que el conflicto que seguiría iba a ser más intenso que los anteriores, pero precisamente por eso Jirnicv había solicitado al monstruo esquelético que participara en la batalla, de esa forma sus ejércitos no sufrirían tantas bajas y además lograría hacer que ese monstruo expusiera sus habilidades y, con suerte, sus debilidades.
La guerra estaba programada para ocurrir dentro de tres semanas y el emperador usaría ese tiempo para encontrar posibles aliados contra ese monstruo. Por supuesto, estando en una "alianza" no podía ser el imperio quien liderara la marcha contra el no-muerto, pero todavía podía ayudar desde las sombras.
En su búsqueda de posibles aliados descartó el reino dragón de inmediato ya que su situación era tristemente demasiado patética para ser de alguna ayuda; Re-Estize nunca ayudaría voluntariamente a su enemigo y, lo más importante, era la base principal de Ainz lo que descartaba al reino también; el Estado del Consejo sería complicado debido a que los dragones rara vez se entrometen en los asuntos de los mortales, pero tal vez podrían ser de ayuda si se enteran del peligro que representaba Ainz. Así pues, las únicas naciones que, posiblemente, se opondrían directamente a Ainz Ooal Gown serían la Teocracia y el Reino Santo debido a sus doctrinas.
Y hablando del Reino Santo, Jirnicv tenía más que un poco de curiosidad sobre el nuevo reino introducido al panorama internacional por Roble. La Isla Soberana de Elion, un lugar que asegura tener una historia de 1.300 años (por lo menos) y que jamás había sido descubierto gracias a la magia ejercida por sus gobernantes.
Sinceramente al principio la historia le parecía ridícula, ¿qué clase de monstruo sería capaz de lograr algo como eso? Pero después de ver a otro monstruo por si mismo empezó a creer que tal vez esa historia no era tan descabellada. Decidido a no permanecer en la oscuridad había enviado emisarios con la intención de establecer conversaciones diplomáticas y al mismo tiempo sondear las intenciones de este nuevo jugador del juego llamado política.
Quién sabe, tal vez incluso pudieran ayudarlo a deshacerse de Ainz.
Sin embargo, todavía no había recibido noticias de sus enviados, eso no era algo extraño ya que la distancia entre ambas naciones era amplia y se necesitarían días para viajar de una a otra, por lo que los primeros informes deberían llegar en un par de días.
- Estás pensando en política otra vez – sus pensamientos fueron interrumpidos por la voz de su compañera y su mano recorriendo su pecho.
- Es mi trabajo, no se puede evitar – respondió el con una expresión un poco culpable.
- Tal vez durante el día, pero en este momento deberías dejar al emperador afuera y actuar como Jir.
Si alguien escuchara la forma en la que la mujer le hablaba al emperador sangriento seguro pensaría que estaba loca o que sería ejecutada por su falta de respeto, pero a Jirnicv no le importaba eso, de hecho, él mismo le había permitido a esa mujer que lo tratara de esa manera, después de todo, era la única de sus amantes por la que sentía algo más que deseo sexual.
Leila Dae Meris Lux, la hija mayor de la antigua familia noble Lux que fue desmantelada durante las purgas que le valieron al emperador su epíteto. A pesar del destino de su familia, Leila logró ganarse la atención del joven emperador y convertirse en una de sus amantes y más tarde le demostró a Jirnicv que podía ser más que un par de piernas abiertas cuando lo ayudó trazar esquemas para deshacerse de oponentes políticos a los que no podía matar o a elaborar planes para el desarrollo del imperio.
Con todo, pronto se convirtió en la favorita del emperador y, si alguna vez lo quisiera, incluso el título de emperatriz estaba disponible para ella, pero prefería permanecer en su posición, manteniéndose fuera del foco de atención y ayudándolo desde las sombras. Solo ellos dos sabían lo profunda que era su relación y, por lo tanto, solo ella podía hablar con él como un igual.
- Tienes razón, pero tengo demasiado en la cabeza para…
- Tranquilo, déjame ayudarte a relajarte – Leila lo interrumpió mientras la mano que acariciaba su pecho bajó y tomó su pene suavemente. – Solo relájate, Jir.
(***)
En el extremo sur del continente más allá de los indómitos desiertos se encontraba una fortaleza atemporal. Pocos sabían de su existencia o su ubicación especifica, pero quienes lo hacían no ignoraban la importancia del lugar que alguna vez fue la ciudad más importante del continente y dónde ahora solo permanecía la estructura aparentemente abandonada, pero aun increíblemente imponente: el castillo flotante Eryuentiu, la sede del poder de los 8 reyes de la avaricia.
Una mujer caminaba por las calles vacías de la fortaleza con pasos firmes sin detenerse a mirar los edificios que la rodeaban y que parecían evitar el paso del tiempo pues seguían igual de inmaculados que la primera vez que los vio hace tantos años. Al entrar en el castillo no perdió el tiempo y se dirigió a lo que alguna vez fue la sala de audiencias, pero que ahora se había convertido en el hogar de aquel que estaba buscando.
En el centro de la habitación se encontraba un enorme dragón de escamas blancas que parecían brillar con luz etérea, su figura imponente, incluso dormido, infundía temor y respeto en cualquiera que lo mirara, después de todo, no solo era miembro de la raza más fuerte, sino el más fuerte de dicha raza. Él era Tsaindorcus Vaison, el Señor Dragón de Platino.
- ¿Cuánto tiempo seguirás fingiendo dormir gran lagarto? – llamó la mujer en voz alta y uno de los grandes ojos del dragón se abrió fijándose en ella.
- Si no fueras tú, Rigrit, ese comentario sería lo último que dirías – respondió una voz profunda y retumbante proveniente del dragón. – Ha pasado un tiempo, vieja amiga.
- ¿A quién llamas vieja, Tsa? Además, que yo recuerde el único amigo que tengo en este lugar es ese viejo montón de chatarra de allá – Rigrit señaló una armadura que permanecía junto a una pared rodeada de varios otros artículos.
- Parece que nunca vas a dejar pasar eso – suspiró Tsa. Por supuesto, él sabía que, a pesar de sus palabras mordaces, Rigrit no tenía ningún rencor real hacia él, era solo una pequeña broma entre ellos y no le molestaba seguir el juego.
- Entonces, ¿me dirás por qué querías verme con tanta urgencia que incluso llegaste a usar eso?
- Está ocurriendo otra vez – Tsa dejó escapar un suspiro mitad agotado mitad frustrado. – La plaga traída por mi padre a este mundo, los Jugadores, han vuelto a aparecer una vez más.
- ¿Estás seguro? – la expresión de Rigrit cambió inmediatamente volviéndose completamente seria. – Aunque el tiempo ciertamente coincide aún no he escuchado de nada que me haga creer que tal cosa ocurrió.
- Tal vez has pasado demasiado tiempo recluida Rigrit, las olas causadas por esos seres detestables ya son bastante visibles entre los mortales.
- Debo estarme volviendo loca porque juro que acabo de escucharte a ti, el señor dragón encerrado, criticarme por mi aislamiento.
- Esto no es una broma. Si bien no suelo salir de Eryuentiu todavía me mantengo al día con los sucesos importantes del mundo, y gracias a eso estoy seguro de que una nueva ola de jugadores a llegado, pero…
- ¿Pero?
- Esta vez parece peor que las anteriores ya que existe la posibilidad de que haya llegado no solo uno sino dos grupos a la vez.
- ¿Estás bromeando? No sabía que podía llegar más de un grupo a la vez.
- Es algo que no tiene precedentes, pero en este momento hay dos fuerzas distintas que están alterando el orden establecido entre los humanos y estoy casi seguro de que se trata de Jugadores recién llegados.
- ¿Qué haremos?
- Por el momento no tengo suficiente información para determinar si estos Jugadores causarán destrucción o buscarán la paz, por eso lo primero que haremos será reunir información – Tsa no confiaba en los Jugadores, pero habiendo visto a todos los que llegaron desde que su padre cometió semejante locura llegó a comprender que había algunos que realmente no querían causar problemas y otros, como el líder de los 13 héroes, que de hecho buscaban solucionar los problemas causados por otros jugadores.
- Bien, hablaré con esa mocosa llorona para descubrir si sabe algo y te lo haré saber.
- En realidad, quería darte una tarea especifica – comentó el dragón ganándose una ceja levantada. – Como dije hay dos fuerzas nuevas entrando al tablero, por eso quiero que tú investigues por completo una de ellas, de la otra ya me encargaré yo.
- ¿Dónde?
- Reino Santo de Roble.
- ¿Tsaindorcus, quieres que yo, una nigromante, viaje al reino de los paladines para investigar a posibles Jugadores? Si no te conociera pensaría que estás organizando mi muerte al darme esta misión.
- Lamento ponerte en esta posición, pero solo puedo confiarte esta tarea a ti.
- Sí, sí, sí, eso suena exactamente como tú. Solo dime exactamente qué tengo que hacer – Después de eso Tsa le contó a Rigrit todo lo que sabía y lo que esperaba que ella hiciera antes de que la mujer se alejara del lugar y partiera con rumbo a Roble.
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Wenaaaassss
¿Qué tal el capítulo? ¿Se lo esperaban?
A medida que Magnus actúa en Nasuverse, el tiempo también transcurre en el nuevo mundo (en serio denme ideas para otro nombre) y la guerra se acerca. Tsa se ha interesado y Rigrit comenzará a investigar, ¿cómo piensan que terminará todo?
Si les gusta la historia dejen una reseña y una piedra de poder.
Dejen sus opiniones en los comentarios.
Nos vemos!!!!
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