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En el multiverso comenzando desde Long live summons

S_unWuKong
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Synopsis
Por culpa de una diosa particularmente irresponsable Alexander pasa mucho tiempo en la dimensión de castigo, al mismo tiempo la conciencia del vacío a acumulado objetos en este lugar objetos que se consideran bendiciones o maldiciones para todo ser sintiente. Alexander logra encontrar uno de estos objetos el cual le permite viajar por el multiverso y su afinidad con tal objeto supera el 100% lo cual lo hace un portador trascendente cuando por primera vez en mucho tiempo tiene la oportunidad de salir, pero a su vez la conciencia del vacío y el rey de los dioses también lo ha hecho.
Table of contents
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Chapter 1 - prólogo

Capítulo 1: El Error del Vacío

PoV: Alexander

Maldita sea... ¿dónde demonios estoy? Todo es opaco, no hay vida a mi alrededor. Sé que se supone que acabo de morir… pero ¿por qué sigo consciente? Y lo peor de todo: aún puedo sentir. A veces el frío me invade hasta congelarme por completo, y otras veces el calor me consume, como si mi cuerpo se convirtiera en cenizas.

¿Cómo terminé en esta situación?

Todo comenzó hoy, cuando salí al zoológico con mis amigos. Estábamos recorriendo cada exhibición y tomándonos fotos. Al llegar a la de los tigres, los vimos tras un cristal, pero unos niños comenzaron a golpear el vidrio para molestarlos. Se notaba que los tigres estaban incómodos, y el cristal no parecía muy resistente. Cuando fuimos a detener a los niños, ya había una grieta.

Para nuestra mala suerte, uno de los tigres golpeó también el vidrio, y las grietas se expandieron rápidamente. Al darnos cuenta, empezamos a alejarnos, pero dos niños y una niña se paralizaron por el miedo. Yo corrí a ayudarlos.

Uno de los tigres rompió el cristal y saltó sobre nosotros. Lo enfrenté sin pensarlo. Me mordió el brazo, y otro tigre intentó atacar mi cuello. Logré empujarlo, pero caí de espaldas. El primero me soltó y también se abalanzó hacia mi cuello. Lo último que recuerdo fue ver a mis amigos arrastrando a los niños, personal del zoológico corriendo hacia nosotros, y uno de mis amigos intentando ayudarme, pero siendo detenido por el personal.

Y ahora estoy aquí, en esta tortura interminable… Se supone que si uno muere haciendo algo bueno, va al cielo… ¿o al menos lo invocan como héroe en otro mundo? Pero no, yo terminé aquí.

—Tiempo después—

Por favor, mátame, mátame, mátame, mátame, mátame...

Clink. Clink.

Un sonido, después de tanto tiempo… ¿Hay algo más aquí? Por alguna razón, puedo moverme de nuevo. No sé cuánto tiempo ha pasado. Me acerco a la fuente del sonido y veo un collar atrapasueños. Al tocarlo, una sobrecarga de información inunda mi mente.

Este collar es un tesoro de nivel Vacío. Puede llevar al portador a cualquier lugar en el multiverso. El anterior portador sacrificó universos enteros para aumentar su compatibilidad con él… y apenas logró un 0,76%. Cuando estaba por continuar con su masacre, fue detenido por un hombre que lo mató. Ese hombre le entregó el collar a la Conciencia del Vacío, una entidad que sostiene la existencia del multiverso. No es pensante, pero es consciente.

Este lugar… es la Dimensión del Castigo. Aquí encierran a los peores criminales del multiverso. Pero yo… yo no cumplo con ninguna de las condiciones para estar aquí. ¿Por qué fui enviado entonces? ¡¿Por qué?!

Aunque… ya no importa. Este collar, el Collar de los Sueños Infinitos, me dará una salida. Solo necesita un portador para transportarse y acepta a cualquiera, por eso es peligroso. Para activarlo, debo hacer un contrato simbiótico, que solo se logra si el collar lo permite. Afortunadamente, aunque no está vivo, es consciente. Y debe estar tan ansioso como yo por salir de aquí.

La prueba de compatibilidad es sencilla. Colocas el collar sobre tu frente y según el color que brille, sabrás el porcentaje:

Rojo: menos de 5%

Naranja: hasta 15%

Amarillo: hasta 30%

Verde: 50%

Cian: 70%

Azul: 90%

Púrpura: 95%

Dorado: 100%

El tono indica precisión: un cian claro puede ser 51%, mientras que uno normal es 70%.

Lo coloco en mi frente. Los colores destellan uno tras otro: rojo, naranja, amarillo, verde, cian, azul, púrpura… y luego dorado. ¡Compatibilidad perfecta! ¡Puedo salir de aquí!

Pero algo extraño ocurre… justo cuando iba a quitarlo, el color cambió de nuevo. Un brillo arcoíris lo envolvió… y el collar activó el contrato simbiótico por su cuenta.

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PoV: ¿¿¿¿????

Acabo de morir y me encuentro en una sala completamente blanca. Una mujer hermosa me observa con una sonrisa.

Diosa Aura: Hola. Soy la Diosa del Equilibrio, Aura.

Comienza a explicarme por qué estoy aquí.

Diosa Aura: Tienes un karma positivo excepcional. Puedes elegir ir al cielo o reencarnar con tres deseos.

¿¿??: Quiero ir donde está la persona que amo.

Diosa Aura: Déjame revisar tus recuerdos.

Coloca su mano sobre mi frente. Un holograma aparece, lleno de símbolos y datos. Su rostro cambia.

Diosa Aura: Espera… parece que esa persona ahora está bajo custodia de otra entidad…

Desaparece con una sonrisa nerviosa.

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PoV: Diosa Aura

Aura: ¡¡Abuelo!!

Deus: Senex Tiziano: ¿Qué pasa, Aura? Estoy ocupado.

Aura: Cometí un error… ¡Envié a alguien a la Dimensión del Castigo!

Tiziano: No es tan grave.

Aura: Tiene el segundo mejor karma desde que tú y el Vacío crearon todo… ¡y lleva ahí 70.000 años!

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PoV: Alexander

Al abrir los ojos, estaba listo para escapar. El contrato con el collar se había completado. Pero entonces, aparecieron dos figuras: una mujer joven y un anciano.

Al ver al anciano, supe que mis esperanzas eran nulas. Era el mismo que había matado al anterior portador del collar. No podía ver a la Conciencia del Vacío, pero el collar sí… y no había escapatoria.

Tiziano: Parece que lo estabas pasando bastante mal, joven.

Alexander: ¡¡Vete al demonio, viejo!! ¿¡Por qué estoy aquí!? ¡No cumplí ninguna condición para ser encerrado! ¿¡Cuánto tiempo he estado aquí!?

El desahogo me ayudó a calmarme, pero el miedo no desaparecía.

Alexander: ¿Quién eres?

Tiziano: Puedes llamarme Deus: Senex Tiziano. Soy uno de los Ejes Multiversales.

—Bien —dijo Tiziano mientras se sentaba—. Ya que tu alma se ha restaurado, es hora de que comencemos esta charla.

El silencio en esa sala blanca era distinto al del vacío. Era... pacífico. Por primera vez en lo que sentía como una eternidad, no había sufrimiento, no había desesperación. Solo quietud. Frente a mí, Tiziano me observaba con una mirada serena, casi paternal, pero no dejaba de sentir una presión invisible, como si incluso respirar frente a él requiriera su permiso.

Tiziano: ¿Listo para entender por qué estás aquí?

Asentí. A pesar del miedo, necesitaba respuestas.

Tiziano entrelazó los dedos sobre la mesa, como si meditara qué palabras usar.

Tiziano: La Dimensión del Castigo no es una prisión cualquiera. Es una cárcel para entidades, para seres que podrían destruir universos enteros si se les permite estar libres... o incluso reencarnar.

Alexander: Pero yo no soy uno de ellos. ¡Yo solo morí salvando a unos niños!

Tiziano: Lo sé. —Su mirada se suavizó—. Y eso es lo más grave de todo.

Sus palabras me dejaron en blanco.

Alexander: ¿Qué... qué quieres decir?

Tiziano: Fuiste enviado ahí por error. Uno que ni siquiera fue detectado durante milenios. Tu alma, Alexander, fue marcada por un sistema automatizado defectuoso... diseñado para capturar anomalías. Fuiste una anomalía porque tu sacrificio alteró el destino de varias personas claves en múltiples líneas de realidad. Y como resultado... el sistema te etiquetó como una amenaza.

Alexander: ¿Estás diciendo que fui castigado por hacer el bien?

Tiziano: No exactamente. Fuiste castigado porque el sistema no sabe cómo lidiar con "excesos" de virtud... especialmente cuando causan desbalances grandes. La diosa Aura, quien supervisaba tu caso, debería haberlo corregido. Pero cometió un error... y tú pagaste el precio.

Me quedé sin palabras. Setenta mil años de tortura... por un maldito error.

Alexander: ¿Y ahora qué? ¿Me dejarán volver? ¿O me matarán por haber usado el collar?

Tiziano me miró con gravedad.

Tiziano: Volverás. Pero no como antes. El collar no solo hizo un contrato simbiótico contigo... también respondió a algo que ni siquiera el Vacío esperaba.

Alexander: ¿El arcoíris...? —murmuré.

Tiziano: Exacto. No es un color común. Es una señal. Significa que el portador no solo es compatible... sino que es clave. Tú no eres solo un sobreviviente, Alexander. Ahora eres un eje de convergencia. El multiverso te necesita, aunque todavía no lo sepa.

Alexander: Pero espera... dijiste que fue un error. ¿Fue culpa del sistema... o de esa diosa?

Tiziano suspiró.

Tiziano: Ambos. El sistema cometió el primer error al marcarte como anomalía. No supo interpretar correctamente tu karma y su origen. Pero Aura… ella fue la última línea de defensa. Su error fue no revisar a fondo quién estaba acumulando tanto karma y por qué. Si lo hubiera hecho, habría notado que no eras una amenaza, sino una excepción. Un caso extraordinario.

Me quedé en silencio.

Tiziano: Tu muerte fue trágica, sí, pero lo que ocurrió después fue lo que cambió todo. Ganaste la lotería, Alexander. Una suma equivalente a varios miles de millones. En lugar de dejar instrucciones para que tus amigos heredaran todo, tú dejaste algo más grande. Tu última voluntad fue que tus cenizas fueran enterradas bajo el árbol más antiguo que existiera en el mundo. Y que tus amigos usaran el dinero para ayudar a otros.

Alexander: ¿Lo cumplieron?

Tiziano: Sí. Ellos tomaron solo un 10% para ellos. El resto, el 90%, lo invirtieron en crear una organización benéfica a tu nombre. Una fundación autosuficiente que apoyaría a huérfanos, estudiantes, refugiados, y causas nobles por generaciones. Pero no fue solo una donación. Fue el inicio de un ciclo.

Alexander: ¿Ciclo?

Tiziano: Tú salvaste a tres niños. Ese acto, más tu última voluntad, inspiró a tus amigos. Ellos ayudaron a otros, y esos otros, a su vez, también comenzaron a ayudar. El bien que hiciste se multiplicó... hasta alcanzar una escala que el sistema no supo manejar. Era demasiado perfecto. Demasiado... puro. Por eso, te etiquetaron como una anomalía. Porque tu existencia generó una red de consecuencias positivas tan extensa que rompió las métricas tradicionales del equilibrio.

Tragué saliva. Me dolía más que me castigaran por eso, que por cualquier error que hubiera cometido.

Tiziano: Ese fue el verdadero error. Tu caso debía ser estudiado, no condenado. Pero ahora que el Vacío te ha reconocido, las cosas serán diferentes.