Gotas de lluvia caían desde las oscuras nubes que lentamente se disipaban, estaba llegando la calma después de la tormenta. Varias personas se reunieron, sus cabezas mirando hacia el cielo, más específicos un círculo mágico con muchas escrituras antiguas y de un idioma que ni siquiera el más viejo de ellos pudo entender.
—¿Así que.... Se acabó?—Pregunto una chica de armadura, cabello negro y ojos azules marinos. No se mostraba muy segura.
Un hombre asintió con firmeza, su cabello castaño peinado hacia atrás y sus ojos violetas observando con melancolía el cielo, sosteniendo en su mano un viejo collar de una gema verde. Él respondió con valentía y seguridad.
—El lo hizo.
La guerra de los cien años. La guerra civil demoníaca. Había terminado.
—¿Pero a que costó?—Un hombre joven y apuesto, de cabello rojo carmesí y vistiendo una armadura de batalla ligeramente abollada, se cuestionó. Mirando a su alrededor y a la distancia.
Una ciudad en ruinas. Lo que alguna vez fue la capital de Lucifaad. Sólo eran ruinas y escombros.
—El costo fue necesario, Sirzechs—Respondió el anciano de cabello negro—. Una guerra nunca se ganará sin sacrificios, no importa que tan buen estratega seas, siempre perderás algo al final..... Pero esto es demasiado.
Habían perdido la capital original que Lucifer Morningstar había conseguido junto a los otros siete príncipes del infierno luchando contra Hades hace ya miles de años atrás.
Lo más doloroso para toda la raza demoníaca fueron las pérdidas.
Lo que alguna vez fue una raza de millones e incluso más. Se redujo tanto como para ponerlos en peligro de extinción.
Habían perdido a cinco de los siete príncipes del infierno. Sólo Mammon y Belphegor siguen con vida.
Lilith, la madre de los demonios y única emperatriz de éstos, estaba desaparecida.
Lucifer Morningstar, el glorioso hijo del alba, había sacrificado su vida en esta guerra civil para evitar la destrucción del universo entero a manos de The Darkness.
Leviathan, Beelzebub, Asmodeus, Satanachia. Habían dejado el mundo en la antigua guerra santa.
Una guerra sin igual, que incluso se llevó al Dios supremo Yahweh.
Tres facciones muy debilitadas. Los siete arcángeles debilitados, Grigori indispuesto a seguir la guerra. Y el infierno sin gobernante
Y tontos descendientes en busca de crear un mundo solo de demonios.
Se podría decir que esto fue cuesta abajo sin alguien como Lucifer o Lilith como gobernantes.
—¿Qué hacemos con ella?—Sirzechs preguntó, no muy seguro de que hacer con aquel sello que retenía a una de las entidades más peligrosas de la existencia.
Suspirando, Zekram Bael, uno de los pocos ángeles caídos que se convirtieron en demonios, y uno de los pocos en seguir con vida. Apretó el collar en su mano y habló.
—Hablaremos con los Dioses Mayores. Ellos sabrán qué hacer con esta situación.
Sirzechs Gremory asintió. Miró a la distancia como lo que quedaba de los demonios y pilares se acercaban a ellos, con el Mammon original y el Belphegor, liderando el camino.
—Saben mocosos—Zekram habló, mirando a los cuatro jóvenes entrenados por su viejo amigo y hermano Lucifer—. Los demonios necesitan nuevos gobernantes.
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PoV ¿?
¿Quién lo diría? Al final si veo aquello que los humanos llaman la luz al final del túnel.
Nunca creí en eso. En la muerte sí pero ¿una luz al final del túnel? Estúpido, si eras asesinado o fallecías naturalmente, simplemente aparecerías en cielo o al inferno de la religión que creístes en tus años de vida.
Pero él está aquí, mirando como esa luz blanca brillante se acercaba poco a poco hacia mi.
No recuerdo muy bien como morí, es confuso y sinceramente tonto.
Había sobrevivido a una guerra contra el Dios supremo del panteón Abrahámico, Yahweh, el Dios del génesis y la extinción. Su creador. Una guerra que si no mal recuerdo, trajo incluso bajas de Dioses de otros panteones.
No tenía muy claro qué sucedió después de la muerte de su padre y que Lilith y sus hijos Rizevim y Rufus lo rescataran de la muerte en aquel lugar donde supuestamente, se debería firmar un acuerdo de alto al fuego con su padre.
Lo único que tenía claro después de los acontecimientos de la bestia del mar, es que entreno a un par de mocosos con un potencial enorme. Si no mal recordaba, se llamaban Sirzechs Gremory, Ajuka Astaroth, Serafall Sitri y Falbium Glasya-Labolas.
Buenos momentos que le llevaron a sonreír nuevamente, a pesar de las muertes de sus hermanos.
Recordaba muy claramente cómo se rio y entrenó con aquellos tontos mocosos que le recordaban a sus pequeños hermanos, Adán y Eva. Solo recordar como Lilith y el se reían de las payadas de Sirzechs y Serafall, le hacía sacar una sonrisa y sentimientos positivos.
Pero como todo lo bueno, siempre tiene un final.
Su loco y descarriados par de hijos como lo eran Rizevim y Rufus deseaban continuar la guerra con los otros engendros de sus hermanos.
Culpaba a Beelzebub de aquella guerra civil, después de todo ese bastardo de las moscas fue quien inculcó la idea a la nueva generación sobre que los demonios deberían gobernar el mundo. Nunca se esperó que su hermano menor cambiara tan drásticamente, de pasar a amar el mundo y querer descubrir todos sus secretos, a odiar todo lo que no fueran los demonios y querer ver el mundo arder. Fue un cambio que lo dejó un poco curioso pero se lo esperaba, el mismo se había comportado diferente durante la guerra, la muerte de jóvenes demonios peso sobre las mentes de cada gobernante de Lucifaad, deteriorando sus mentes poco a poco.
Maldito el día que ese bastardo de Kokabiel asesinó a ese pueblo de demonios civiles y de humanos. Fue el claro detonante de la guerra santa, que ya se estaba viendo venir pero ninguno de los tres bandos era capaz de dar el primer paso.
Pero en fin. Ya estaba muerto y todo ese problema recaerá en sus estudiantes y Zekram, Mammon y Belphegor. La sola idea del dolor de cabeza que tendrían en un futuro, fue lo suficiente para hacerlo reír.
Y la luz se vuelve más fuerte, por fin podré descansar donde quiera que vaya.
—Felicidades señora Alice.
¡¿QUÉ CARAJOS SE REFIERE CON QUÉ FELICIDADES SEÑORITA ALICE?!
¿D-DONDE CARAJOS ESTOY?.
Miré alrededor alarmado, mis ojos se sentían cansados y veía borroso todo a mi alrededor.
Sentí que estaba en los brazos de una persona, femenina si su piel era un indicio de tal hecho. Espera un minuto.... ¿Por qué mis extremidades son muy cortas? Algo no está bien.
—Es un hermoso niño.
Oh maldita sea, ¿volvi a nacer? ¿Acaso reencarne? Pensé que esa mierda solo pasaba en la mitología hindú.
—P-por favor, dámelo—Escuche una suave voz, melodiosa y llena de amor. También se escuchaba débil y cansada, seguro fue por darme a luz.
Mi vista ya se acostumbro, puedo observar bien quien me sostiene.
Era una anciana con vestido de mucama pero desprendía un aura amable que le hizo sentir extremadamente bien. Vi como me extendía hacia otra persona recostada en una cama. La persona era una mujer que me tomó en los brazos con un sentimiento que nunca había sentido en toda su anterior existencia.
Amor maternal.
¿Cómo sabía lo que sentía si nunca lo viví en carne propia en mi antigua vida? Pues, observe de primera mano como Lilith abrazaba a nuestros hijos y sentí el cariño irradiando de ella, era igual que el de esta señora que me tenía en sus brazos.
—Mira, es hermoso cariño.
Hmp, esa vestimenta de túnicas de un noble, ese cabello castaño y ojos violetas muy parecidos a alguien que conozco..... El Hijo de Zekram, oh genial, mira con quien me encuentro de todas las personas.
—Si, heredó tu cabello Alice-chan.
¿Alice? Ese no fue el nombre humano que le regalé a mi hermana pequeña Seraph.
¿Por qué la desgracia me persigue?.
Mira en donde vine a parar, en la más joven de los serafines, Seraph o como al parecer se llama ahora, Alice.
—Si, de igual forma heredó mis ojos azules.
—Hola ¡pequeño Lucy! ¡Soy tu padre Kurenai! ¡¿Puedes decir dada?!.
Mire inespresivo al tonto hijo de Zekram, ¿No se da cuenta que soy un infante?.
—¡Kurenai, acaba de nacer por el amor de Padre!.
Observé cómo mi pequeña hermana, ahora madre, le gritaba cómicamente a él hijo de Zekram.
De todas formas, mi entorno parece lo demasiado agradable. ¿Estaré viviendo en el palacio de Bael?.
....
....
....
¿Qué pasa? ¿Dónde carajos estoy?.
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Las semanas pasaron lentamente, sin un inconveniente importante o relevante.
Como se esperaba y lo tenía previsto, mi madre Seraph o Alice, mostró una personalidad gentil y de un corazón de oro como ningún otro. Pero nunca me espere que ella tome las tiendas de la familia.
Mi padre, el pequeño hijo de Zekram de nombre Kurenai, era un hombre divertido y carismático, siempre comportándose infantilmente, pero muy confiable si puede decir el.
Estoy muy agradecido con cualquier deidad que me haya dado el privilegio de reencarnar en tal familia maravillosa y amorosa que no tuve en mi anterior vida.
Nunca esperé que mis primeras semanas de vida se vieran envueltas en estas dificultades. Tal vez porque anteriormente fui creado como un adulto junto a mi hermano gemelo Michael. Pero ahora de bebe, estas dificultades no se las desearía ni a mi peor enemigo.
La poca autoridad en mis extremidades que me hacen sentir indefenso e inútil.
Y la inhabilidad de controlar las funciones corporales que vinieron con esta prisión de carné.
Tal vez la experiencia de gobernar a toda una raza y momentos como la rebelión, la guerra santa y la guerra civil. Y la esperanza de poder vivir por fin una vida normal y con unos buenos padres, fue lo que me mantuvo cuerdo en primer lugar.
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Parece que fui transportado a un período muy lejano del pasado. Diría que era el futuro, por el bar donde vivían sus padres y él.
No entendía lo que eran esas cosas con cuatro ruedas que al parecer, transportan a lo que supone son humanos.
—¡LLEVEN SUS PLANTAS MEDICINALES A UN PRECIO RAZONABLE Y JUSTO!.
Supongo que eso es ese tipo de hierba que usaban en mis tiempos para hacer sentirte que estás en la nubes.
—Mi pequeño Lucy debe estar cansado—Alice me dijo mientras me miraba con amor—. Creo que es hora de que volvamos a casa.
Sentí mis ojos sumamente pesados y mi cuerpo no estaba para nada bien.
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El conocimiento es poder, he estado analizando el alrededor de nuestra casa, viendo muchos libros de textos demoníacos y angelicales antiguos. Incluso estaba la biografía de Leviatán sobre su madre adoptiva, el monstruo marino que vigila el purgatorio Leviathan.
Oh no, aquí vine de nuevo Isane, estoy seguro de lo que esté hombro hará a continuación.
—¡Papi está en casa! ¿Cómo está mi pequeño Lucy?—El Hijo de Zekram me tomó en sus brazos, mientras me levantaba en el aire y me sonreía, note como Seraph nos miraba con curiosidad.
Fwooosh.
—¡Kurenai, qué harás si se te resbala y cae!.
Maldito bastardo incensible e idiota, ¿cómo puede arrojarme al aire? ¡Soy un maldito bebe!.
C-como esperaba de este cuerpo frágil. Quedé temblando incontrolablemente solo por un lanzamiento.
—¡Jajajaja! Mi padre y Lucifer-sama siempre me hacían esto cuando era niño—dijo Kurenai, mientras me mantenía en el aire y me sonreía.
Bastardo mentiroso, Tal Vez una que otra vez pero siempre Lilith me golpeaba por hacer eso contigo, Rizevim y Rufus.
—¡Mira cariño! Creo que el pequeño Lucy se está divirtiendo.
Pequeño bastardo, tengo ganas de vomitar y ¿usted dice que me divierto?.
Woosh.
Woosh.
Woosh.
—¡Hahahaha!.
Maldito bastardo me está sacudiendo con fuerza, y lo está disfrutando. ¿Qué tipo de padre es este imbécil?.
—¡Kurenai!.
Oh mi salvadora, como te amo mamá Alice.
Thuck.
—Oh por Lucifer.
Groaa.
La pequeña Seraph agarró del hombro al bastardo de un padre que tengo mientras un aura oscura la rodeaba y sonreía dulcemente.
—Uwaaaaah!!.
Pam.
Pam.
Pam.
—Ya está bien mi pequeño Lucy-chan.
Maldito bastardo, está bien merecido que la pequeña Seraph te golpee por hacerme llorar, mira esos tres golpes en la cabeza fueron satisfacción para mí.
—Deja que mami lo solucioné—Murmuró la pequeña Seraph mientras extendía su mano libre hacia mi rodilla lastimada.
Mira esta sorpresa, ella posee uno de los anillos del Sacred Gear del tipo curandero Twilight Healing.
Cómo era de esperarse, la herida en mi rodilla se curó sin ningún problema.
—Mucho mejor pequeño Lucy ¿cierto?—Seraph me alzó en el aire mientras me sonreía con amor.
Hmm, esta vida seguro que será interesante. Quizás y solo quizás, pueda vivir algo parecido a la tranquilidad en este nuevo mundo.
Fin del capítulo 1.
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Nombre del MC: Lucylius Bael.
Descripción básica: Es el Lucifer original que inexplicablemente reencarno en la nueva era de DxD como hijo de la menor de los Serafines Seraph y Kurenai Bael.
Poderes demoníacos:
Poder de destrucción.
Marca demoníaca.
Cancelador de Sacred Gear.
Telekinesis.
Umbrakinesis.
Poderes angelicales:
Manipulación de la luz.
Imensas armas badas en luz.
Fuego sagrado.
Morningstar.
Debilidades: Sólo las Sacred Gear/Longinus de medio y alto nivel pueden asesinarlo. Así como armas sobrenaturales de nivel supremo.
Invulnerabilidad: No puede morir o ser herido por medios normales, es inmune a cualquier veneno y ataques básicos de Angel y Angel Caído. Sólo puede ser herido o asesinado por lo anteriormente dicho.